lunes, 11 de junio de 2012

Los sistemas silvopastoriles y su contribución al medio ambiente


En este artículo se pretende valorar algunas de las potencialidades que pueden obtenerse con el desarrollo de  tecnologías que impliquen mejoras en los agroecosistemas y a la vez generen servicios ambientales, mediante el uso y adaptación de prácticas agrícolas que consideren  los árboles y arbustos  elementos indispensable para la producción animal.
Introducción
Los procesos naturales presentes en nuestro planeta se alteran constantemente por el género humano en su afán de alcanzar las metas impuestas por los modelos de desarrollos imperantes a nivel global. El impacto más adverso constatado en el presente siglo (Boff, 1999) se relaciona con la aplicación y la adopción progresiva de métodos intensivos y focalizados exclusivamente en un objetivo productivo único, sin tener en cuenta  el sustento natural de los sistemas productivos.
Debido al uso irracional de estas tecnologías intensivistas y a las políticas gubernamentales tomadas en muchos países,  en la mayoría de las regiones tropicales los recursos naturales necesarios para impulsar el desarrollo agropecuario sufren un deterioro acelerado que pone en peligro la satisfacción de las necesidades vitales de las generaciones futuras, con los conocidos riegos para la estabilidad ecológica, social, política y económica en los países en vías de desarrollo.
En este sentido, se señala que los sistemas de producción animal en el trópico se basan en el uso de gramíneas forrajeras en monocultivos, que se caracterizan por su relativo bajo valor nutritivo e irregular disponibilidad (Ramírez et al 2005), debido a una marcada estacionalidad de las precipitaciones y altas temperaturas en estas regiones. La degradación de las pasturas y la baja sostenibilidad son algunos de los principales problemas de estos sistemas.
La ganadería vacuna es uno de los principales usos de la tierra en América Latina y el Caribe (FAO 2008). Lamentablemente, una parte considerable de esta actividad se caracteriza por bajos niveles de productividad y rentabilidad, y por la generación de efectos ambientales negativos. Estudios recientes para la región indican (Harvey et al. 2008), incrementos dramáticos en las tasas de deforestación, acompañados de procesos de degradación de suelos, fragmentación de paisajes, pérdidas de biodiversidad y reducción del nivel de ingresos.
Contrario a este problema, que se le atribuye fundamentalmente a la ganadería en su conjunto, no cabe duda que la misma se puede desarrollar bajo principios de manejo donde la interacción entre sus componentes favorezcan los procesos naturales a partir de la incorporación de árboles y arbustos en diferentes modalidades de los sistemas silvopastoriles como una práctica indispensable para la producción animal en el trópico. En este sentido, diferentes autores señalan que la utilización  de éstos sistemas constituyen  una opción viable para la producción animal en esta región (Alonso 2004; Palma, 2005 y Casasola et al. 2009).
En este artículo se pretende valorar algunas de las potencialidades que pueden obtenerse con el desarrollo de  tecnologías que impliquen mejoras en los agroecosistemas y a la vez generen servicios ambientales, mediante el uso y adaptación de prácticas agrícolas que consideren  los árboles y arbustos  elementos indispensable para la producción animal, ya que estos son capaces de incrementar la producción y la calidad de las pasturas, disminuir emisiones de gases de efecto invernadero, incrementar la biodiversidad en flora y fauna, mantener fuentes de agua potable y mejorar las características física, químicas y biológicas de los suelos.
¿Que son los sistemas silvopastoriles?
Los sistemas silvopastoriles constituyen una modalidad de los sistemas agroforestales, donde se desarrollan, de forma conjunta, árboles y pasturas que son explotados para la producción animal y cuyo objetivo es incrementar la productividad en forma sostenible y obtener, además, otros beneficios (Mijail et al 2005).
Otras definiciones señalan que los sistemas silvopastoriles son una opción para revestir los procesos de degradación de los pastizales (Ruiz y Febles, (2001), al aumentar la protección física del suelo y de contribuir a la recuperación de la fertilidad, especialmente con la presencia de leguminosas fijadoras de nitrógeno y de árboles de raíces pivotante que aprovechan las capas profundas y reciclan nutrientes.
Por otro parte, Ruiz et. al (2003a) describieron el silvopastoreo como un sistema biológico-abiológico en desarrollo dinámico constante, el cual se alcanza por etapas y se conoce a través de la evaluación y de la evolución de sus componentes, es decir, los animales, el árbol, el pasto base, la flora y la fauna aérea y del suelo, el suelo mismo en su estructura y composición, el reciclado de nutrientes, la producción animal y derivados, los factores abióticos, antrópicos y otros de carácter socio-económico.
En general, los sistemas silvopastoriles son aquellos  donde  se desarrollan, de forma  armónica,  los árboles o arbustos, los pastos y los animales y se tiene presente su interacción y estrecha relación con el suelo. Ellos constituyen desde el punto de vista productivo, ecológico, económico y social una de  las  modalidades más prometedoras de  los sistemas agroforestales.

Sistemas Silvopastoriles y generación de servicios ambientales
No se puede esperar que una actividad productiva, que histórica y fundamentalmente se ha realizado sobre una base extractora, como son los monocultivos de pasto, pueda ofrecer beneficios ambientales comparables con la biodiversidad de los ecosistemas naturales del trópico. Pero como sistema de producción, la ganadería pudiera tener mayores potencialidades que otros sistemas agrícolas y de uso de la tierra para realizar significativas contribuciones al manejo de la naturaleza.
En América Latina existen diversos ejemplos  de  sistemas de producción que demuestran la relevancia de tener sistemas ganaderos tropicales compatibles con los planteamientos conceptuales del desarrollo sostenible (Ibrahim et. al. 2006) y  amigables con el manejo de la diversidad biológica
Por esta razón, centros de investigaciones nacionales e internacionales, gobiernos y entidades financistas tienen como prioridad en sus agendas, la evaluación y valorización de alternativas silvopastoriles en el trópico, que enfocan diferentes servicios ambientales generados por estos sistemas:
.- Incremento de la producción  y la calidad de las pasturas
.- Los árboles como restauradores de suelos degradados
.- Potencialidades para la mejora de los recursos hídricos
.- Secuestro de carbono y gases de efecto invernadero
.- Conservación de la biodiversidad

Incremento de la producción y la calidad de las pasturas
En los sistemas silvopastoriles la producción total de biomasa es usualmente mayor que en los monocultivos. Sin embargo, las interacciones que se producen entre sus componentes durante la explotación pueden determinar la capacidad productiva de los mismos y varía según sea la modalidad del sistema silvopastoril.
Giraldo y Vélez (1993) señalaron que la producción de biomasa de estos sistemas dependerá entre otros factores, de las especies seleccionadas, de la densidad del componente arbóreo, del arreglo espacial y del manejo aplicado al sistema.
Un grupo de investigaciones (Ruíz et al, 2003b y Primavesi et al 2006) sobre la producción de biomasa en sistemas con árboles indicaron que el nivel de competencia es un elemento importante a tener en cuenta en el manejo de los pastizales para lograr la estabilidad de los componentes vegetales del mismo, que se refleja en la composición botánica y otras expresiones biológicas como el crecimiento y el rendimiento.
Este hecho se reitera al evaluar sistemas silvopastoriles con el uso de especies arbóreas diferentes y un sistema de monocultivo de gramínea donde (Devendra e Ibrahim 2004) señalan una clara tendencia a que los sistemas que presentaban árboles se diferenciaron del que poseía pasto sin asociar y los rendimientos más estable se apreció en el pasto asociado.
La composición botánica, al igual que en otros sistemas, es un indicador que influye en la productividad de los sistemas silvopastoriles y su evolución en el tiempo puede estar relacionada con algunos principios de la explotación del sistema entre los que podemos mencionar la adecuada selección de las especies, el control de la sombra a través de la poda y un manejo de la carga animal acorde con la disponibilidad del sistema. La puesta en práctica de estos elementos, en la mayoría de los casos, trae consigo una mayor persistencia, estabilidad y productividad de la gramínea asociada en el sistema.
Otro elemento que puede influir en la producción de biomasa se relaciona con la densidad y las especies de árboles con que se explota el sistema silvopastoril. En este sentido, Molina et al, (2001) al comparar densidades de Leucaena leucocephala de 0, 6 000 y  10 000 plantas ha-1 encontraron que los mejores rendimientos se obtuvieron con la mayor densidad, alcanzando una producción en Panicum maximum vc Mombasa  asociada  a  leucaena  de  37,2   t  MS  ha-1 año-,1  que  excedió  en  30 %  la del Cynodon plectostachyus asociado con leucaena y prosopis.
Los  trabajos  realizados  por  Acciaresi,  et al, (1994), para evaluar diferentes densidades arbóreas (625, 416, 312, 250 y 0 árboles ha-1) en la producción forrajera encontraron que la penetración de la luz disminuye al aumentar la densidad  de árboles y la producción de forraje fue menor  en  el tratamiento  donde  hubo una mayor  cantidad  de  árboles. Estos autores concluyeron que la calidad y cantidad de la radiación  solar  fue  aparentemente el principal factor limitante en el crecimiento del pasto.
En los sistemas silvopastoriles el efecto de la asociación con leguminosas arbóreas y el sombreamiento sobre algunos aspectos de la calidad del forraje, muestran resultados variables en la literatura. Estos señalan que la sombra causa reducción (Castro et al., 1999), pequeño aumento (Samarakoon et al., 1990), o ninguna alteración (Norton et al., 1991) en los porcentajes de digestibilidad de varias especies de gramíneas.
Investigaciones realizadas en el Instituto de Ciencia Animal (ICA) de Cuba (Alonso et al, 2005) señalaron que durante la evolución del sistema silvopastoril leucaena-guinea se aprecia un marcado efecto en el porcentaje de MS de la gramínea en todos los años de siembra, con independencia del comportamiento estacional que presenta este indicador en las gramíneas tropicales (Herrera 2003).
A medida que avanzó el tiempo de explotación del sistema silvopastoril el porcentaje de MS del estrato herbáceo fue menor (P<0.001) y reflejó una estabilidad estacional, en ambos periodos climáticos, con un mayor tiempo de explotación del sistema. La disminución en el porcentaje de MS a lo largo de la evolución del sistema puede ser el reflejo del aumento en el periodo vegetativo y  una maduración más tardía del pasto bajo sombra como fue señalado por Carvalho et al., (2001).
Estos resultados evidencian las bondades de la integración de especies de gramíneas mejoradas con árboles leguminosos en sistemas silvopastoriles y muestran que en el silvopastoreo leucaena-guinea el porcentaje de PB en la gramínea se incrementa con el tiempo de explotación del sistema. El aprovechamiento de la fijación biológica del nitrógeno atmosférico, a través del árbol, y el aporte que realizan ambos componentes a la hojarasca que se produce en el sistema son algunas de las causas de este incremento el cual puede obtenerse en otras asociaciones. Castro et al., (1999) señalaron que el efecto de la sombra aumenta la concentración de N, y consecuentemente los tenores de PB del pasto.
Mahecha et al. (1999), plantearon que el contenido de proteína bruta de la gramínea (C. plectostachyus) en monocultivo es muy inferior al encontrado cuando ésta es asociada con leucaena o algarrobo (Albizia lebbeck) y destacan que la gramínea asociada alcanzó contenidos de proteína similares a cuando fue fertilizada con 400 kg de N ha-1 año-1.
Por otro lado, se informa que la fibra bruta disminuye, en el pasto guinea, cuando la misma es asociada en sistemas con árboles, durante el periodo poco lluvioso (Fassbender 1993) y se relaciona directamente con el efecto de la sombra.
Diversos estudios con el empleo de estos sistemas reflejan mejoras en la fertilidad del suelo, eficiente reciclaje de los nutrientes e incrementos en la producción de biomasa del pasto base y total con una consiguiente mejora en la calidad nutricional de la pastura asociada (Crespo y Fraga, 2006). Sin embargo, el efecto evolutivo del silvopastoreo sobre la composición bromatológica del pasto base es un  aspecto poco abordado (Alonso 2004).

Los árboles como restauradores de suelos degradados
En América Central, un alto porcentaje de las tierras de pasturas (> 35%) se encuentra en estados avanzados de deterioro, debido a ello, los árboles de uso múltiple pueden desempeñar un rol importante en la restauración ecológica de estas, y a su vez contribuyen con la sostenibilidad económica de los sistemas de producción ganadera (Szott et al, 2000).
Estudios realizados en Panamá, bajo suelos ácidos (pH = 4.6), muestran que la integración de Acacia mangiumen pasturas con Brachiaria humidicola, contribuyó al mejoramiento de la calidad del forraje de la gramínea y en el aumento del contenido de fósforo y nitrógeno del suelo, cuando se comparó con el monocultivo de B. humidicola. (Bolívar 1998). Durante la época lluviosa, la presencia de la fauna del suelo, en especial de las lombrices, fue más alta en suelos con 240 árboles ha-1 de A. mangium.
De acuerdo con Velasco (1998) un sistema silvopastoril con A. mangium logró incrementar la materia orgánica significativamente en solo cinco años de pastoreo y la simbiosis de este árbol con los hongos micorrízicos puede determinar este proceso. Estos sistemas, en comparación con pastos puros de gramíneas suelen conservar mejor la materia orgánica en los suelos, especialmente en suelos ácidos y pobres en nutrientes.
Según Lok, (2006) los árboles en sistemas silvopastoriles, cumplen funciones ecológicas de protección del suelo, disminuyen los efectos directos del sol, el agua y el viento. También pueden modificar las características físicas del suelo como su estructura (por la adición de hojarasca, raíces y tallos) e incrementan los valores de materia orgánica, la capacidad de intercambio catiónico y la disponibilidad de N, P y K (Crespo 2003 y  Betancourt et al. 2005).
Otros estudios señalan mejor aprovechamiento de los nutriente del suelo y mayor disponibilidad del pasto cuando éstos se encontraron asociados a especies arbóreas, debido a la mejora de la fertilidad del suelo y a las condiciones de sombra que se crean en el agroecosistema  (Alvim et al, 2004 y Hernández et. al, 2006).
Por otro lado, el efecto de los árboles en la fertilidad del suelo no solo debe esperarse en las capas superficiales, sino que esto puede ocurrir en capas más profunda en la medida que el tiempo de explotación del sistema aumenta. Carvalho et al. (2003) señalaron este fenómeno al estudiar un silvopastoreo de Acacia mangium y Brachiaria decumbens.

Potencialidades para la mejora de los recursos hídricos
Entre los resultados benéficos de los sistemas con árboles (Febles y Ruiz 2003 y Ríos et al., 2007) están el mejoramiento de las micro presas al facilitar la infiltración del agua y la recarga de los acuíferos. Sin embargo, el servicio ambiental hídrico es de todos los servicios ambientales el menos estudiado en la actividad ganadera (Beer et al. 2003).
Algunos estudios señalan que durante una temporada seca severa en Brasil, la disponibilidad de agua a una profundidad de 2 - 8 m disminuyó de 380 mm en el bosque a 310 mm en la pastura degradada (Nepstad et al. 1994). La disminución en la disponibilidad de agua en el suelo de la pastura degradada significa que el ecosistema almacena menos precipitación respecto al bosque y existe menor filtración a los acuíferos o escorrentía sub-superficial a los arroyos en la época lluviosa. Al final de la época seca el bosque puede almacenar adicionalmente 770 mm de agua en los primeros 8 m del suelo comparados con los 400 mm en la pastura lo cual significa, que en el paisaje con dominancia de pasturas la escasez de agua puede convertirse en un punto crítico especialmente en las regiones áridas o semiáridas.
Por tales razones, las fincas ganaderas con sistemas silvopastoriles como árboles dispersos en las pasturas, bancos forrajeros y cercas vivas, contribuyen a disminuir el impacto de la contaminación de las aguas (Auquilla, 2005), aumentan su capacidad de retención en las paraderas, ayudan a la infiltración y protegen el suelo, los manantiales y la quebradas. Es por eso que en la planificación de las fincas ganaderas en función de la protección de los recursos existente puede contribuir a regular y conservar los recursos hídricos mediante la arborización, la adopción de sistemas silvopsatoriles y de prácticas de conservación de suelo.
Otros estudios realizados por el proyecto GEF-Silvopastoril en Esparza, Costa Rica, muestran que la escorrentía fue significativamente más alta en las pasturas degradadas (42%) comparados con los bancos forrajeros con leñosas perennes (3%), bosques secundarios jóvenes (6%) y las pasturas con alta densidad de árboles (12%). Esto significa que los usos de la tierra con alta cobertura arbórea bajo las condiciones donde se realizó el estudio son beneficiosas para la captura de agua (Ríos 2006). La implementación de bosques riparios en fincas ganaderas y la protección de las fuentes de agua del ganado condujeron a un mejoramiento en las condiciones biológicas y químicas de la calidad del agua (Cárdenas et. al 2007).

Secuestro de carbono y gases de efecto invernadero 
La producción de metano (CH4) es una inevitable consecuencia de la fermentación de los carbohidratos en el rumen (Delgado et al 2006), la cual se favorece cuando los animales se alimentan con forrajes de baja calidad, típicos de áreas tropicales. El interés por la metanogénesis se ha incrementado en los últimos años, no sólo por las pérdidas económicas que representa, como energía de los alimentos que se pierde, sino también, porque el CH4 es un gas contaminante del ambiente.
La introducción de los árboles y arbustos como modificadores de la fermentación ruminal con el fin de reducir la metanogénesis, es un nuevo y atractivo enfoque. Se han identificado un número de plantas que contienen compuestos antiprotozoarios y propiedades antimetanogénicas. Las saponinas y taninos presentes en muchas de ellas, deprimen la producción de metano, reducen los conteos de protozoos del rumen y cambian los patrones de fermentación (Galindo 2004 y Wei Lian et al.2005).
Por otro lado, la elevada tasa de deforestación que caracteriza los sistemas pecuarios en el trópico no solamente tiene efectos locales como la degradación de los suelos y la pérdida de su productividad, sino que también contribuye con una cuarta parte en las emisiones de CO2 y otros gases hacia la atmósfera, proceso que causa cambios climáticos globales que contribuyen a la pérdida de la biodiversidad en los bosques naturales y al desequilibrio de otros ecosistemas terrestres.
El servicio ambiental de captación de carbono de actividades antrópicas es uno de los temas de mayor interés en los  últimos años a partir de los avances alcanzados en la Convención de Kioto. Aunque la mayor parte de las discusiones y trabajos científicos se orientan hacia el papel de los bosques y cultivos forestales, Fisher et al, (1994) llamaron la atención sobre el nuevo papel que cumplen las raíces de los pastos mejorados en la generación de este servicio ambiental y las ventajas de los mismos sobre las sabanas nativas.
Es lógico (Ramírez 1997) plantear la hipótesis de que los sistemas silvopastoriles al combinar gramíneas mejoradas y estratos de raíces más profundas, puedan tener tasas de captación de carbono superiores  lo cual  conduce a desarrollar mecanismos financieros para multiplicar los beneficios ambientales de la ganadería arborizada.
Los sistemas silvopastoriles juegan un papel importante en el secuestro de carbono en los suelos y en la biomasa leñosa (Beer et al. 2003). Según Dixon (1995) estos sistemas aportan dos beneficios principales para conservar carbono. Primero contribuyen al  almacenaje directo de C a corto y mediano plazo (décadas hasta siglos) en los árboles y el suelo y segundo reducen indirectamente  la emisión de los gases invernadero causada por la deforestación y la agricultura migratoria.
Sistemas silvopastoriles bien manejados pueden mejorar la productividad (Bolivar et al1999), mientras secuestran carbono (Andrade et al 2001), además del beneficio económico que representa para los productores. El carbono total en los sistemas silvopastoriles varia entre 68- 204 t ha-1, mucho de este se encuentra almacenado en el suelo, mientras que los incrementos anuales varían entre 1.8 a 5.2 t ha-1.
La cantidad de C fijado en los sistemas silvopastoriles es afectada por el tipo de especies de gramíneas y leñosas, la densidad y la distribución espacial de las leñosas y de la tolerancia de las especies herbáceas a la sombra (Jackson y Ash 1998). En las laderas de los andes ecuatorianos, el total del C secuestrado se incrementa en un 7.9 % bajo la pastura de Setaria sphacelata a 11.4% bajo el Canopo de Inga sp pero no se encontraron diferencias bajo la copa de Psidium guajava.
Mediciones de reservorios de carbono en paisajes del trópico sub húmedo como Matiguas, Nicaragua y en Esparza, Costa Rica mostraron que el carbono total almacenado (arriba y bajo el suelo) en bosques secundarios y en sistemas silvopastoriles fue más alto que lo encontrado en pasturas degradadas. En Esparza la cantidad media tota de carbono almacenado en las pasturas con cobertura alta de árboles (25-35 árboles ha-1) fue de 132 t C ha-1 comparados con 29.5 t C ha-1 para las pasturas degradadas. El componente arbóreo de las pasturas de Matiguás, almacenó en promedio más carbono que las de Esparza (11.8 vs 7.5 t C ha-1); esto se debió a la mayor densidad de árboles en las pasturas de Matiguás. En la zona del Quindío, Colombia, el carbono estable bajo sistemas silvopastoriles fue superior al encontrado bajo bosque riparios (7.8 vs 5.27 t C ha-1), diferencia que puede estar asociada con altas entradas de carbono recalcitrante en el sistema silvopastoril, lo cual es importante para los reservorios de carbono permanente (Ibrahim, et al. 2008). 

Conservación de la Biodiversidad
Actualmente, no existe mucha información sobre la importancia de sistemas silvopastoriles para la conservación de la biodiversidad. La conversión de bosques en pasturas, amenaza la sobrevivencia de muchas especies. Sin embargo, el impacto sobre la biodiversidad de los bosques podría ser menor, si los productores mantuvieran especies forestales o rodales de árboles en las pasturas, ya que estos sirven como productoras de semillas, fuentes de hábitat y alimentos para los animales (Harvey et al. 2008).
El manejo y las condiciones medioambientales de los sistemas silvopastoriles ejercen una marcada influencia en la actividad y  diversidad de los organismos del suelo. En estos sistemas, tienen gran importancia la disponibilidad de alimentos, la variabilidad en la composición de estos en términos de la riqueza florística y los demás factores edáficos y culturales. Esto demuestra que en los ambientes con mayor complejidad biológica se pueden crear condiciones que favorecen el mejoramiento de las características del suelo como resultado de la actividad  de los organismos presentes.
Similares tendencias han sido informadas por diversos autores. Sadeghian et al, (1999) detectó una mayor actividad biológica en suelos de un bosque secundario comparado con cultivos vecinos de caña de azúcar. Dicha actividad presentó valores más bajos cuando la caña se  sometió a la quema antes de la cosecha.
La introducción de árboles en las pasturas puede crear condiciones favorables mediante el aporte de materia orgánica, el ciclaje de nutrientes, el mejoramiento del contenido de humedad en el suelo y la disminución de la temperatura (Wilson 1996). Sin embargo, esto depende entre otros aspectos, de la densidad, altura, arquitectura y fenología propia de la especie arbórea.
Algunas modalidades silvopastoriles como linderos, cortinas rompevientos, cercas vivas u otras plantaciones forestales en línea a lo largo de las orillas de las pasturas, son sistemas diseñados por el hombre y muchas veces modificados con el tiempo por la naturaleza. La conexión de estos sistemas en forma de corredor influye sobre el movimiento de los animales y la dispersión de las plantas (Casasola et al 2009). Se puede de esta forma tener funciones de biocorredores, importantes en paisajes agrícolas caracterizados por ecosistemas fragmentados que aumenta la biodiversidad.
Estudios realizados por Alonso et al 2007 demostraron un aumento significativo en la riqueza de especie y el índice de diversidad biológica de Shannon, en la medida que se desarrolló un sistema silvopastoril leucaena-guinea en la macrofauna del suelo, las aves y los insectos asociados al sistema. Este resultado se relacionó con la diferencia que se obtiene con los sistemas silvopastoriles en el número de estratos vegetales y con la presencia de un estrato medio de arbustos de leucaena, que conjuntamente con el tiempo de explotación del sistema, propiciaron un aumento de la productividad total del sistema, la diversidad vegetal y por lo tanto del número de especies asociadas.
Sin embargo, los sistemas silvopastoriles con árboles dispersos parecen ser limitados para lograr este objetivo, debido a que el libre pastoreo de los animales regularmente elimina la regeneración natural,  especialmente en aquellas especies de plantas que dependen de la acción del viento para su dispersión.
En Monteverde,  un 25 % de todas las 400 especies estimadas de la región encontraron su hábitat adecuado en las cortinas rompevientos ubicadas en pastos de Cynodon nlemfuensis usados para la producción lechera. Las aves (89 especies diferentes) usaron las cortinas como hábitat y fueron los vectores más importantes para la diseminación de las semillas de estas especies especialmente cuando la cortina estaba conectada con el bosque. Es decir, estos sistemas silvopastoriles proveen un apoyo potencial considerable para la conservación de especies forestales dentro de este paisaje agrícola (Harvey 2003).
Se puede considerar que los sistemas silvopastoriles pueden asumir un rol importante en la implementación   exitosa del corredor biológico Mesoamericano, debido a que los pastos cubren un área mayor en esta región. Sin  embargo, la información disponible sobre su contribución a conservar la biodiversidad es escasa y se refiere sobre todo  a la regeneración de especies forestales y al movimiento de la fauna. Se espera que los corredores proporcionen camino, fuente y hábitat para las especies nativas y exóticas de la fauna (Lang et al.2003). El inventario de las  especies de plantas y fauna en los diferentes corredores de un paisaje son esenciales para su diseño y manejo exitoso.

El pago de servicios ambientales como incentivo para el uso de árboles y arbustos en la ganadería 
Para revertir los procesos de degradación de pasturas y mejorar las condiciones productivas, agroecológicas y socioeconómicas  de las diferentes formas de producción ganadera existente en Cuba, se fomenta la innovación y transferencia de tecnologías silvopastoriles en el sector debido a las bondades que estos sistemas tienen para mejorar la productividad de las fincas y la generación de servicios ambientales. Sin embargo, la falta de financiamiento para el establecimiento de estas tecnologías, entre otros factores, constituye una barrera que limita la presencia de los árboles y arbusto en nuestra ganadería.
Se conoce que los programas de pago de servicios ambientales en sistemas ganadero se diseñan como un medio para detener  o evitar la degradación de tierras dedicadas a esta actividad (Sepúlveda et. Al. 2007). Además, los mismos pueden constituir una nueva fuente de ingreso en las fincas, que se obtienen a partir de cambios en el uso de la tierra  debido a una razón propiamente técnica "el aumento de la productividad en su sistema de producción ganadera".  
Dentro de los servicios ambientales que más intervienen en los programas de pago desarrollados en algunos países centroamericanos se encuentran el secuestro de carbono, la restauración de suelo y la conservación de la biodiversidad.
Los resultados del proyecto Enfoques silvopastoriles integrados para el manejo de ecosistema implementado por el CATIE, CIPAV y  el Instituto de Investigación y Desarrollo Nitlapan de la Universidad Centroamericana en Nicaragua muestran que el pago de servicios ambientales provocó cambios importantes hacia los sistemas silvopastoriles  a cuenta de reducir las pasturas degradadas (Zapata et al, 2006)

Consideraciones Generales
A partir de los temas abordados en esta reseña no cabe duda que la integración de diferentes componentes en un agroecosistema agrícola intensivo (Sistemas Silvopastoriles), se presenta como una alternativa sostenible debido al aprovechamiento de las interacciones entre componentes agrícolas, pecuarios y arbóreos, al promover un mejor uso del suelo, reducir el uso de insumos externos por la utilización eficiente de productos orgánicos y propiciar el reciclaje continuo de nutrientes, como base para buscar la competitividad de los productos resultantes.
Los sistemas silvopastoriles, por su diversidad, son más estables ecológicamente que los monocultivos. Como consecuencia, su práctica puede recuperar e incrementar la productividad de los suelos, estabilizar una agricultura sustentable y generar nueva gama de productos manejables por pequeños y grandes productores. Estos sistemas tienen en principio un efecto macrobiótico de gran importancia para el medio ambiente en cuanto al manejo y la conservación del suelo, protección de las cuencas y del medio ambiente, por lo cual garantizan mayor sostenibilidad a los procesos productivos pecuarios, a través de la obtención de alimentos, forrajes o proteína animal y producto forestal.
Por último queremos enfatizar en que el pago de incentivos por la generación de  servicios ambientales, podría cambiar actitudes hacia el uso y manejo de las especies arbóreas en los sistemas  ganaderos por su impacto en la conservación de los agroecosistemas. Una estrategia ganadera basada únicamente  en el incremento de la producción, sin preocuparse por la preservación o incremento de los recursos naturales, podría enfrentar problemas graves de sostenibilidad en el mediano plazo y así mismo una dependencia cada vez más marcada de los insumos externos. Los sistemas de pago de servicios ambientales pueden contribuir a una producción ganadera más productiva, sostenible, diversificada y competitiva

Autor/esJatnel Alonso Lazo
La Habana
Ing. Agrónomo

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