domingo, 12 de agosto de 2012

Calidad y Seguridad de los Alimentos Derivados de Cultivos Genéticamente Modificados: El caso de Maíz Bt.


La creciente adopción de cultivos genéticamente modificados que experimentó la agricultura mundial, y en particular nuestro país, durante los últimos años no es compatible con los niveles de aceptación de sus productos por parte de los consumidores de ciertos países.
En el año 2004, un 63,95 %, 13,29 %, 26,18 % y 19,6 % de la superficie de soja, maíz, algodón y colza cultivados en el mundo, respectivamente, fueron cubiertos con materiales transgénicos. El maíz Bt fue sembrado en 11,2 millones de Ha, representando el 13,8 % de las 81 millones de Has sembradas con cultivos genéticamente modificados (James, 2004). Un diálogo incipiente entre la comunidad científica y el público está contribuyendo a establecer canales de comunicación tendientes a evitar temores y mitos (Hails and Kinderlerer, 2003).

Uno los aspectos sobresalientes del debate de liberación y cultivo de los OVGMs es su utilización para la alimentación humana y animal y el impacto o incidencia que podrían tener sobre la salud. La seguridad de los distintos alimentos está basada en la experiencia y el normal uso de las materias primas por décadas, aún cuando éstas pudieran contener factores antinutricionales ó tóxicos (Kuiper et al, 2001). Así, para los alimentos derivados de cultivos obtenidos a partir de técnicas de cruzamiento o de técnicas de cultivo de tejido conjuntamente con tratamientos químicos o por radiación, los procesos de control a los que son sometidos son relativamente poco estrictos. Por otra parte, los productos obtenidos a partir de OVGMs deben atravesar procesos de control que incluyen múltiples instancias antes de llegar a mercado. Una de las instancias más importantes es la evaluación de lo que se denomina "equivalencia sustancial", según la cual se busca comparar el OVGM con su par no transgénico en busca de similitudes ó diferencias en cuanto a distintas características (contenidos de aceite, proteína, factores nutricionales entre otros) (OECD, 1993). Además de estos datos, distintas cuestiones referidas al carácter introducido (gen/es) son evaluadas de manera de completar el estudio tendiente a la aprobación del evento transgénico, dentro de ellas, la posibilidad de la transferencia de las nuevas secuencias de ADN insertadas hacia células del organismo consumidor ó bacterias de su tracto gastrointestinal, la posible toxicidad de los productos proteicos producidos ó la posible alergenicidad de las proteínas producidas entre otras (ILSI, 2004). Es por esto que los países que cultivan ó que son consumidores de OVGMs han desarrollado marcos regulatorios tendientes a evaluar la seguridad de los alimentos derivados de ellos (Kuiper et al, 2001).De los componentes presentes en los alimentos derivados de maíz transgénico (Bt), el ADN introducido y las proteínas producidas a partir de él recibieron la mayor atención al estudiarse los posibles efectos que podrían tener sobre la salud. La presencia de distintos genes introducidos en las plantas transgénicas, como el bla de resistencia al antibiótico ampicilina en el Evento 176 de maíz transgénico, plantea posibles riesgos de diseminación de los mismos hacia células animales ó de bacterias presentes en los tractos digestivos de los seres que consumen estos materiales (Shelton et al, 2002). La producción de nuevas proteínas en la planta, representa un punto central en los estudios de seguridad debido a la potencial toxicidad y alergenicidad que podrían llegar a presentar al ser ingeridas (Shelton et al, 2002).

De los estudios realizados en estos aspectos surge una valoración de la seguridad de los alimentos derivados de ellos.


Marco regulatorio internacional y nacional.

La adopción de políticas regulatorias de evaluación de riesgos alimentarios en distintos países como los integrantes de la Comunidad Europea, Estados Unidos, Canadá, Japón, Nueva Zelandia, Australia y nuestro país, entre otros, tiene lineamientos generales básicos muy similares.Las diferencias se basan en pequeños cambios puntuales; así, la consideración de la equivalencia sustancial es un punto de partida para la mayoría de ellos en tanto que la definición de qué es un nuevo alimento puede ser ligeramente distinta dependiendo de qué país se trate (Kuiper et al, 2001). Seguidamente a ello, se incluyen distintas etapas donde se destacan las consideraciones sobre el riesgo del ADN introducido, además de la posible toxicidad y alergenicidad de las proteínas producidas, entre otros puntos. Al respecto, vale la pena destacar que nuevamente pueden existir diferencias de acuerdo a cada legislación en particular.

Para nuestro país, la normativa aprobada por SENASA (2002), incluye una serie de requisitos a cumplimentar para poder aprobar a un OVGM para el consumo humano y animal de alimentos derivados a partir de ellos. La normativa está formada por tres partes donde la primera incluye los requerimientos y criterios para la evaluación de los alimentos derivados a partir de organismos genéticamente modificados, entre ellos la evaluación inicial de la equivalencia sustancial, el estudio de posibles riesgos a partir de datos bibliográficos, el estudio de riesgos alimentarios vinculados con la acumulación de compuestos tóxicos ó de factores antinutricionales, la posible alergenicidad en algunos casos, estudios toxicológicos con sistemas animales modelo, la vigilancia sanitaria a posteriori de la comercialización de los productos, La segunda parte incluye una serie de requisitos y normas de procedimiento para la presentación a evaluación del OVGM, en tanto que la tercer parte tiene que ver con la presentación de información completa sobre el OVGM a evaluar.


Presencia de ADN en alimentos.
La presencia de ADN en los alimentos se ve afectada en gran medida por los procesamientos a los que son sometidas las materias primas, pudiendo llevar ésto a una total ó parcial degradación del mismo. Parámetros físicos y químicos, como presión, calor ó distintos valores de pH, pueden causar rupturas ó la pérdida de bases del ADN por los tratamientos a los que la molécula es sometida (Beever y Kemp, 2000; Ahmed, 2002). Forbes et al (1998) observaron que la molienda de distintos granos no afecta la integridad del ADN y que el tratamiento de las harinas con temperaturas mayores a 95°C en las cocciones produce fragmentación del mismo, en tanto que la extracción mecánica ó química de aceites a partir de granos causa una fragmentación importante del ADN presente en los granos. En el caso de los aceites, Pauli et al (1998; 2000) no lograron recuperar ADN pudiendo deberse a que el procesamiento para la extracción del mismo mediante el uso de solventes causa la ruptura y pérdida del ADN presente. Además, Pauli et al (2000) mostraron que el almidón extraído de maíz tampoco presenta ADN detectable. De ésta manera el ADN proveniente de los OVGM (los cuales contienen secuencias adicionales que le fueron introducidas en el proceso de transformación) presente en los alimentos derivados de ellos sufrirá los mismos procesos de degradación a los que está sometida la totalidad del ADN del alimento al procesarlo.


Consumo de ADN dietario.

Los mamíferos han consumido desde siempre ADN de diversas fuentes (virales, bacterianas, vegetales y animales) sin haberse registrado efectos negativos. Dentro de todos los componentes de los alimentos, un 0,02-0,06 % en peso seco es ADN, siendo el resto una compleja mezcla de proteínas, lípidos, carbohidratos, minerales y vitaminas (Beever y Kemp, 2000). Se ha calculado que el consumo diario de ácidos nucleicos (ADN y ARN) de una persona es de aproximadamente 0,1-1,0 gramos (Jonas et al, 2001), pudiendo estar estos valores sujetos a modificaciones de acuerdo a la dieta de cada individuo.

Desde la ingestión del alimento, el ADN se ve sometido a distintos procesos que lo llevarán a su degradación final. El ADN es degradado en la boca y en el tracto gastrointestinal mediante los procesos mecánicos de masticación, digestión enzimática (nucleasas, peroxidasas, nucleotidasas, transferasas, fosfatasas alcalinas y otras) y química (hidrólisis a pH ácidos) (Beever y Kemp, 2000). Una parte de sus componentes (de un 2 a 5% de los nucleótidos) son absorbidos en los intestinos para su reutilización (como los nucleósidos ó los azúcares-fosfato derivados de la degradación del ADN) y otros son eliminados (como la mayoría de las bases purínicas luego de convertirlas en ácido úrico), razón por la cual la gran mayoría del ADN es eliminado del intestino (observándose valores de eliminación del 95% del ADN inicial) antes de llegar al colon (Jonas et al, 2001). Sin embargo, a pesar de la extensiva degradación del ADN observada en el tracto digestivo, se han observado secuencias de ADN correspondientes a ADN cloroplástico de unos pocos pares de bases (200 pb) en distintos tejidos animales luego de consumirse un alimento que las contuviera (Klotz y Einspanier, 1998; Einspanier et al, 2001). La presencia de ADN cloroplástico se podría deber a la abundancia del mismo respecto del ADN nuclear para una dada célula vegetal teniendo el cuenta el número de copias (Nemeth et al, 2004).


Seguridad del ADN consumido. 


La transferencia de genes, a partir de OVGM usados en la elaboración de alimentos, a células del individuo, como así también a bacterias del tracto digestivo, se presenta como un riesgo potencial al evaluar la seguridad del alimento (Jonas et al, 2001), a pesar de ser un suceso muy poco probable. Esta baja probabilidad se deduce de considerar que el ADN primeramente debe sobrevivir al efecto de toda una serie de tratamientos químicos y enzimáticos, que una vez internalizado dentro de las células sea expuesto a otras enzimas de modificación del ADN y que deberá integrarse dentro del ADN de la propia célula. Asimismo, este ADN deberá contener secuencias funcionales para que pueda expresarse en las células y, teniendo en cuenta la extensiva fragmentación del mismo, la estructura original de los genes se habrá perdido al momento de incorporarse. No obstante haber demostrado la transferencia génica desde bacterias a células de mamíferos en condiciones de cultivo utilizando construcciones génicas optimizadas para la recombinación (Grillot-Courvalin et al, 1998), no se ha detectado la transferencia de genes de plantas hacia células de mamíferos a pesar del continuo consumo de ADN vegetal en la dieta (Beever y Kemp, 2000; Jonas et al, 2001). Einspanier et al (2001) alimentaron ganado y aves con maíz transgénico (Bt) y no transgénico, para luego analizar la posible presencia de ADN derivado de cloroplastos ó del gen introducido. Luego de analizar distintos tejidos, no pudieron observar la presencia de genes Bt en ninguna de las muestras, en tanto que detectaron ADN derivado de cloroplastos presentes como secuencias menores a 200 pares de bases en distintos tejidos de aves, incluyendo músculos, hígado, bazo y riñón, como así también en linfocitos del ganado. Resultados similares encontraron Nemeth et al (2004) después de analizar leche y muestras de tejidos muscular de pollos, cerdos y novillos alimentados con granos de maíz del evento Mon810.

En estudios realizados para determinar la transferencia de genes de resistencia a bacterias, se calculó que el consumo del tomate Flavr SavrTM, el cual contiene además un gen de resistencia al antibiótico kanamicina, llevaría a un incremento máximo de la frecuencia de bacterias resistentes a kanamicina en el tracto digestivo del 2,6.10-13 % (Redenbaugh et al, 1994), razón por la cual parece muy poco probable que esta transferencia incida en la resistencia a antibióticos teniendo en cuenta la existencia de estos genes en la naturaleza y su diseminación en el ambiente.

Considerando que el contenido aproximado de ADN recombinante en los OVGMs es del orden de 0,00015-0,00065% respecto del ADN total del vegetal (Beever y Kemp, 2000), y que el consumo aproximado de ácidos nucleicos/persona/día es de 0,1-1 gramos, el consumo de ADN recombinante sería de 49 ng., razón por la cual la incidencia del mismo en la posible introducción dentro de las células sería muy baja. Así, el ADN recombinante sería equivalente al ADN consumido en la dieta normal y cualquier riesgo a partir del consumo del ADN recombinante es equivalente al riesgo de consumir ADN debido a que será tratado de la misma forma en el tracto gastrointestinal (Jonas et al, 2001).


Estabilidad de las proteínas en alimentos y seguridad de las proteínas consumidas.
Las moliendas y los tratamientos térmicos y químicos afectan la estabilidad de las proteínas que integran las materias primas utilizadas en la elaboración de los alimentos (Lüthy, 1999), conduciendo a una desnaturalización y degradación de las mismas, con la consiguiente pérdida de la actividad biológica (Chassy, 2002). Adicionalmente, el consumo y la consecuente exposición a las proteasas y condiciones ácidas del tracto gastrointestinal de los mamíferos, lleva a una extensiva degradación de las proteínas dietarias. De los miles de proteínas consumidas diariamente con la dieta, la mayoría sufre una extensiva degradación en el tracto gastrointestinal que facilita su absorción al convertirlas en aminoácidos ó en pequeños péptidos (Fuchs et al, 1993). Existe un grupo de proteínas presentes en algunos alimentos, como la soja, el maní, granos de mostaza ó leche que poseen la capacidad de ser resistentes a las condiciones presentes en los tractos gastrointestinales (Astwood et al, 1996) y por lo tanto de llegar a la mucosa intestinal donde pueden ser absorbidas y generar una serie de respuestas inmunológicas mediada por IgE (Fuchs et al, 1993). La presencia de estas proteínas en algunos alimentos puede llegar a despertar una respuesta alérgica en algunos individuos, constituyendo un riesgo para la salud de los individuos sensibles a ellas (Astwood et al, 1996).

La seguridad de los cultivos Bt, tanto para el consumo humano como animal, se ha estudiado extensivamente (Betz et al, 2000). A pesar de la utilización de productos derivados de B. thuringiensis desde hace casi 40 años y de numerosos estudios realizados sobre los mismos, no se han observado riesgos para la salud humana (McClintock et al, 1995). Distintos aspectos fueron observados al momento de evaluar la potencialidad de las toxinas de presentar riesgos para la salud de los consumidores: Uno de los aspectos observados fue que las proteínas Cry1Ab expresadas en los eventos transgénicos de maíz se diferenciaban muy poco entre ellas y con la porción tóxica de las toxinas producidas en B. thuringiensis, manteniendo una alta homología de aminoácidos. Esto sugería que el comportamiento para los estudios de las toxinas expresadas en las plantas sería similar al observado para la proteína purificada de B. thuringiensis ó de células de Escherichia coli transformadas para su expresión. Al estudiar la estabilidad de las toxinas en el sistema digestivo por procesos de digestión simulada in vitro, se observó que las mismas eran rápidamente degradadas a péptidos de unos pocos aminoácidos en menos de 30 segundos. Teniendo en cuenta que el funcionamiento de este sistema in vitro es menos robusto que el sistema gastrointestinal de humanos y animales, se considera que la degradación de la proteína Cry1Ab sería rápida y completa en esas condiciones (Betz et al, 2000).

En estudios de toxicidad oral aguda, se alimentaron ratones y conejos con toxinas purificadas de B. thuringiensis en cantidades tales que representaban millones de veces lo que podría consumir un humano sin observarse efectos tóxicos de la misma sobre los ratones. También en ratones se realizaron estudios de toxicidad oral subcrónica y crónica para estas proteínas sin observarse efectos sobre los mismos (McClintock, 1995). En concordancia con los estudios anteriormente realizados, tampoco se registraron efectos al estudiarse la toxicidad oral aguda con animales alimentados con materiales derivados de plantas transgénicas que expresaran el gen cry1Ab (Betz et al, 2000).

Otro aspecto de relevancia para determinar una potencial toxicidad estaría vinculada con la existencia de receptores para las toxinas en el aparato digestivo de humanos y animales, los cuales determinarían la unión de las proteínas Cry y la formación del poro lítico (Schnepf et al, 1998; de Maagd et al, 2001). En estudios mencionados en Betz et al. (2000), distintos grupos de investigación determinaron la inexistencia de receptores específicos para la toxinas en tejidos gastrointestinales de ratones y ratas, al no detectar la unión de proteínasCry1Ab a los mismos in vivo; tampoco se detectó por inmunocitoquímica la unión de proteína Cry1Ab en células de distintas secciones del tracto gastrointestinal de ratones, ratas, monos y humanos, con lo cual se concluye que la toxina no podría causar daño en el tracto digestivo ya que tanto humanos como animales carecen de receptores para las mismas, donde están involucrados ciertos glucolípidos ausentes en vertebrados (Griffitts et al, 2005).

La alergenicidad que podría presentar el maíz conteniendo los productos expresados en él constituye un riesgo a ser evaluado. Los alergenos presentes en alimentos generalmente persisten en el modelo de estudio gastrointestinal, mientras que las proteínas sin historial de alergenicidad presentes en los alimentos se degradan rápidamente (Fuchs et al., 1993; Astwood et al, 1996). Existe el caso para el maíz transgénico Starlink® en el que la proteína Cry9C expresada presentó capacidad para resistir los tratamientos a pH ácidos y a proteasas en un sistema gástrico simulado además de resistir altas temperaturas, lo cual podría indicar la posible capacidad de esta proteína de despertar una respuesta inmunológica. A pesar de no haberse demostrado este hecho, ese maíz fue igualmente retirado del mercado (Kuiper et al 2001). La rápida degradación observada en la proteína Cry1Ab y las bajas cantidades expresadas en los maíces transgénicos indicarían que el potencial de las mismas de constituir un alergeno sería muy bajo. Debido a que esta condición no es suficiente para la determinación de la potencial alergenicidad, se establecieron comparaciones de las secuencias de aminoácidos de las toxinas expresadas en plantas con bases de datos de alergenos conocidos no observándose ninguna similitud con ninguno de ellos (Betz et al, 2000; AGBIOS, 2004). De esta manera y teniendo en cuenta el uso seguro desde hace casi 40 años de las toxinas derivadas de B. thuringiensis, no existirían riesgos provenientes del consumo dentro de la dieta de proteínas Cry1Ab derivadas de la expresión de los genes correspondientes en cada uno de los tres eventos transgénicos de maíz presentes en el mercado: 176, Mon810 y Bt11.

Adicionalmente a los estudios realizados para la proteína Cry1Ab, se realizaron estudios similares para los productos generados a partir de los genes bar y pat introducidos en los eventos transgénicos de maíz 176 y BT11 respectivamente, no observándose propiedades tóxicas y alergénicas para éstos (Wehrmann et al, 1996; AGBIOS, 2004).

La seguridad de los cultivos Bt, y particularmente en el caso de los maíces autorizados para su comercialización para el consumo tanto animal como humano, no sólo ha sido estudiada en lo referente a las proteínas Cry1Ab, sino que también se tuvieron en cuenta las características de los subproductos obtenidos a partir de los granos. No se observó ninguna diferencia significativa en la composición de granos, aceites y de otros subproductos al comparar los valores nutricionales como antinutricionales de los productos derivados de maíces transgénicos y no transgénicos (Betz et al, 2000; AGBIOS, 2004).


Efectos indirectos del consumo de alimentos derivados a partir de maíz Bt.
Un aspecto importante a considerar en la discusión de la seguridad de alimentos derivados a partir de maíces Bt desconocido por los consumidores tiene que ver con lo que se denomina "efectos indirectos". Estos tienen en cuenta aquellos efectos positivos que tiene el carácter introducido, en este caso la resistencia a Lepidópteros, sobre el producto final obtenido, en este caso el grano de maíz. Uno de esos efectos positivos se relaciona con una disminución en el contenido de fumonisinas, compuestos químicos altamente tóxicos producidos por hongos del género Fusarium, los cuales crecen en las heridas generadas en las espigas de maíz por distintos Lepidópteros, que para el caso de los maíces Bt son controlados efectivamente. Munkvold et al (1997, 1999) mostraron una disminución del 70% de ataques por Lepidópteros y del 40% de severidad de infección por hongos del género Fusarium al comparar los efectos sobre líneas de maíz isogénicas no trangénicas, lo cual redundaba en una disminución en los niveles de fumonisinas presentes en granos de maíz. Se ha observado que las fumonisinas son capaces de generar cáncer de esófago en algunos casos y una serie de efectos tóxicos sobre los organismos que las ingieran (Munkvold et al , 1997).

Otro efecto positivo se relaciona con una disminución de entre un 42% a un 84% en la aplicación de insecticidasen híbridos Bt respecto de híbridos no transgénicos (Giannessi et al, 2002). Esta disminución en los valores de insecticidas aplicados incide sobre la potencial acumulación residual de los insecticidas lo cual representa una ventaja respecto de la seguridad alimentaria de los granos producidos a partir de plantas transgénicas.


Demanda de detección. 

La creciente preocupación desde algunos sectores respecto a la seguridad tanto ambiental como alimentaria de los OVGMs, como así también respecto de las entidades regulatorias y las campañas de grupos ambientalistas, llevó a que algunos países, como los integrantes de la Comunidad Europea ó Japón, requieran por medio de legislaciones la detección y/o la identificación y cuantificación de OVGM que podrían estar presentes en granos y alimentos que ingresen a sus mercados (Ahmed, 2002; Ming Pan, 2002; Permingeat et al, 2002; Germini et al, 2005). Por ejemplo, la Comunidad Europea requiere el etiquetado de alimentos que contengan OVGMs, aceptando la presencia de sólo el 0,9 % de OVGM autorizados en los mismos (Regulation No. 1829/2003), en tanto que en Estados Unidos el etiquetado es voluntario (Ahmed, 2002). En Argentina no existe legislación respecto de la detección de OVGMs en alimentos derivados de ellos, razón por la cual no se requiere el etiquetado de los productos para consumo. Un aspecto crítico respecto del etiquetado se centra en la información que debe contener el rótulo: ¿Debe contener el proceso desarrollado para la elaboración del alimento y/ó las cualidades nutricionales del mismo?, ¿qué le resulta útil al consumidor en esta instancia? Przyrembel (2004) discute en un trabajo de revisión los sistemas regulatorios de distintos países relacionados con el etiquetado de alimentos, donde se resaltan como objetivos de los mismos la información y la protección de los consumidores.

En un estudio recientemente realizado en nuestra área de influencia sobre 32 alimentos disponibles en supermercados, tanto para humanos como para animales monogástricos, 8 mostraron contener proteínasCry1Ab, siendo el mayor nivel detectado de 0,1 ppm por gramo de alimento, correspondiente éste a alimentos con bajo grado de procesamiento (polentas), en tanto que en alimentos derivados de maíz tales como aceite, jarabe y hojuelas no fue posible determinar la naturaleza transgénica de la materia prima. El evento transgénico Mon810 fue el más frecuentemente encontrado en los alimentos que contenían maíz genéticamente modificado (Margarit et al, 2005).
Conclusiones

La evaluación del impacto alimentario centrado en la potencial alergenicidad de los alimentos elaborados a partir de OVGMs como materias primas, en particular los derivados de materiales que portan el gen cry1Ab, la generación de resistencia a antibióticos en las bacterias del tracto digestivo de los mamíferos consumidores y la recombinación de los genes de resistencia en las células de los mismos individuos, sugiere que estos alimentos no constituyen un riesgo para la población de los consume. Los métodos de detección (cada vez más sensibles) de fragmentos de ADN y de proteínas en los alimentos revelan que el procesamiento de la materia prima durante la elaboración del alimento degrada mayoritariamente estas moléculas a elementos más sencillos que el organismo los utiliza para la síntesis de nuevos compuestos. La carencia de receptores glicolipídicos específicos en la mucosa del intestino de vertebrados fortalece la inocuidad de la proteína Bt en estos organismos.
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Los nucleótidos empiezan a revolucionar la nutrición en la agricultura y acuacultura


La biotecnología empieza a darnos un sinnúmero de facilidades para mejorar la nutrición tanto para la acuacultura como para la agricultura. Entre estas facilidades están los nucleótidos. Los nucleótidos están dentro de la célula de organismos vegetales o animales, sea marino o terrestre. Entre otras cosas sirve para la nutrición. Aprovechemos. Tratare de ser sencillo en la explicación.
LOS ACIDOS NUCLEICOS: son macromoléculas formadas por; C, H, O, H, N y P cuyas unidades monomericas son los nucleótidos, están dentro de la estructura de la célula, citoplasma, núcleo y nucléolo. Hay dos tipos; DNA y RNA, son los polímeros que portan el código para la formación de proteínas. De hecho, sabemos que los ácidos nucleicos constituyen el depósito de información de todas las secuencias de aminoácidos de todas las proteínas de la célula.
QUE SON LOS NUCLEOTIDOS: El nucleótido esta en el ADN consiste en un azúcar (desoxiribosa), una de cuatro bases (citosina (C), timina (T), adenina (A), guanina (G)), y fosfato. La citosina y la timina son bases pirimídicas o pirimidinas, mientras que la adenina y la guanina son bases púricas o purinas. El azúcar y la base juntos, constituyen un nucleósido. En definitiva, los nucleótidos son moléculas orgánicas formadas por la unión covalente de un monosacarido de cinco carbonos (pentosa), una base nitrogenada y un grupo fosfato.
Está formado por una cadena de proteínas, aminoácidos y vitaminas. Esta es la esencia para la utilización en la agricultura, acuacultura, medicina veterinaria, medicina humana e industria.
FUNCION DE LOS NUCLEOTIDOS: son los transportadores de la energía ATP (adenosin trifosfato) / ADP (adenosin fosfato) que se forma a partir del AMP (adenosin monofosfato). Es decir almacena y transmiten información genética (Figura 1).
Los nucleótidos libres tienen una función potenciadora de los nutrimentos del suelo, potencia la materia prima del balanceado, hoy se produce un sinnúmero de medicamentos para regenerar y rejuvenecer la estructura celular animal y vegetal.
Figura 1. Los ácidos nucleicos están formados por largas cadenas de nucleótidos, enlazados entre sí por el grupo fosfato (Burriel, 2009). Los nucleótidos son pura proteína y vitaminas inmediatamente disponibles.

DE DONDE Y COMO SE EXTRAE LOS NUCLEOTIDOS: Existe demasiada materia prima que no reutilizamos, a veces es un grave problema ambiental, es mejor transformarlas en beneficio, por ejemplo; las fabricas de harina de pescado botaban a las piscinas de oxidación la colada de pescado, hoy no, de allí se extraen nucleótidos que sirven para mejorar el contenido nutritivo del balanceado sale con mayor contenido proteico para peces y camarón (Foto 1), estos nucleótidos también sirven para potenciar el biol, biosol, los fertilizantes que actúan muy bien vía fertirriego.
Ese material que las extractoras de aceite de palma botan a las piscinas de oxidación pueden ser reprocesadas y luego utilizadas como biofertilizantes. Funcionan.
La planta reconoce el contenido de los nucleótidos, no gasta energía y lo absorbe inmediatamente.
Foto 1.  La aplicación de nucleótidos procedentes de la colada de pescado o del desperdicio del camarón responde excelentemente en el reciclaje nutritivo para alimentar a peces y camarón.

EXPERIENCIAS: hay una hacienda manguera que va por el sexto año de aplicación de nucleótidos y no aplicafertilizante convencional edáfico, esto no se puede repetir para otros cultivos, hay que experimentar. En parcelas demostrativas con; caña de azúcar, arroz, maíz hemos bajado el 15% de aplicación de fertilizante convencional. En banano (Foto 2), es un hecho, hemos bajado el 15% de consumo de fertilizantes convencionales, tenemos tres haciendas tipo con resultados positivos.  Hay mayor rendimiento, se observa más saludable a la planta. Los nucleótidos se aplican de varias formas;
a.    Como potenciador del biol. Mezclar 4 kl de nucleótidos por cada 200 litros de biol/ha.
b.    Potenciador de fertilizantes inorgánicos hidrosolubles, por hectárea aplicar de 10 a 20 kl cada dos o tres meses.
Figura 2. Los nucleótidos a mas de nutrir el suelo regenerar la microbiota del suelo.
Con todas estas características, pienso que si esta información les es útil a los agricultores en hora buena. Prueben y dentro de tres meses me escriben. Los nucleótidos ahora se pueden conseguir en las fábricas de harina de pescado. Porque perder tiempo en la aplicación. Nuevos ensayos reconfirman el potencial beneficio de otro producto, LA VINAZA, les comunicaremos. 

Los nucleótidos empiezan a revolucionar la nutrición en la agricultura y acuacultura


La biotecnología empieza a darnos un sinnúmero de facilidades para mejorar la nutrición tanto para la acuacultura como para la agricultura. Entre estas facilidades están los nucleótidos. Los nucleótidos están dentro de la célula de organismos vegetales o animales, sea marino o terrestre. Entre otras cosas sirve para la nutrición. Aprovechemos. Tratare de ser sencillo en la explicación.
LOS ACIDOS NUCLEICOS: son macromoléculas formadas por; C, H, O, H, N y P cuyas unidades monomericas son los nucleótidos, están dentro de la estructura de la célula, citoplasma, núcleo y nucléolo. Hay dos tipos; DNA y RNA, son los polímeros que portan el código para la formación de proteínas. De hecho, sabemos que los ácidos nucleicos constituyen el depósito de información de todas las secuencias de aminoácidos de todas las proteínas de la célula.
QUE SON LOS NUCLEOTIDOS: El nucleótido esta en el ADN consiste en un azúcar (desoxiribosa), una de cuatro bases (citosina (C), timina (T), adenina (A), guanina (G)), y fosfato. La citosina y la timina son bases pirimídicas o pirimidinas, mientras que la adenina y la guanina son bases púricas o purinas. El azúcar y la base juntos, constituyen un nucleósido. En definitiva, los nucleótidos son moléculas orgánicas formadas por la unión covalente de un monosacarido de cinco carbonos (pentosa), una base nitrogenada y un grupo fosfato.
Está formado por una cadena de proteínas, aminoácidos y vitaminas. Esta es la esencia para la utilización en la agricultura, acuacultura, medicina veterinaria, medicina humana e industria.
FUNCION DE LOS NUCLEOTIDOS: son los transportadores de la energía ATP (adenosin trifosfato) / ADP (adenosin fosfato) que se forma a partir del AMP (adenosin monofosfato). Es decir almacena y transmiten información genética (Figura 1).
Los nucleótidos libres tienen una función potenciadora de los nutrimentos del suelo, potencia la materia prima del balanceado, hoy se produce un sinnúmero de medicamentos para regenerar y rejuvenecer la estructura celular animal y vegetal.
Figura 1. Los ácidos nucleicos están formados por largas cadenas de nucleótidos, enlazados entre sí por el grupo fosfato (Burriel, 2009). Los nucleótidos son pura proteína y vitaminas inmediatamente disponibles.

DE DONDE Y COMO SE EXTRAE LOS NUCLEOTIDOS: Existe demasiada materia prima que no reutilizamos, a veces es un grave problema ambiental, es mejor transformarlas en beneficio, por ejemplo; las fabricas de harina de pescado botaban a las piscinas de oxidación la colada de pescado, hoy no, de allí se extraen nucleótidos que sirven para mejorar el contenido nutritivo del balanceado sale con mayor contenido proteico para peces y camarón (Foto 1), estos nucleótidos también sirven para potenciar el biol, biosol, los fertilizantes que actúan muy bien vía fertirriego.
Ese material que las extractoras de aceite de palma botan a las piscinas de oxidación pueden ser reprocesadas y luego utilizadas como biofertilizantes. Funcionan.
La planta reconoce el contenido de los nucleótidos, no gasta energía y lo absorbe inmediatamente.
Foto 1.  La aplicación de nucleótidos procedentes de la colada de pescado o del desperdicio del camarón responde excelentemente en el reciclaje nutritivo para alimentar a peces y camarón.

EXPERIENCIAS: hay una hacienda manguera que va por el sexto año de aplicación de nucleótidos y no aplicafertilizante convencional edáfico, esto no se puede repetir para otros cultivos, hay que experimentar. En parcelas demostrativas con; caña de azúcar, arroz, maíz hemos bajado el 15% de aplicación de fertilizante convencional. En banano (Foto 2), es un hecho, hemos bajado el 15% de consumo de fertilizantes convencionales, tenemos tres haciendas tipo con resultados positivos.  Hay mayor rendimiento, se observa más saludable a la planta. Los nucleótidos se aplican de varias formas;
a.    Como potenciador del biol. Mezclar 4 kl de nucleótidos por cada 200 litros de biol/ha.
b.    Potenciador de fertilizantes inorgánicos hidrosolubles, por hectárea aplicar de 10 a 20 kl cada dos o tres meses.
Figura 2. Los nucleótidos a mas de nutrir el suelo regenerar la microbiota del suelo.
Con todas estas características, pienso que si esta información les es útil a los agricultores en hora buena. Prueben y dentro de tres meses me escriben. Los nucleótidos ahora se pueden conseguir en las fábricas de harina de pescado. Porque perder tiempo en la aplicación. Nuevos ensayos reconfirman el potencial beneficio de otro producto, LA VINAZA, les comunicaremos. 

Transgénicos - Contravertidos.....no los necesitamos pero los utilizamos

Estamos en tiempos donde se irrespeta constantemente la cultura humana, donde la cadena de actores es más utilizada que beneficiada por ejemplo, el productor no siembra ni cosecha lo que él desea, lo mismo sucede con el consumidor al no tener la libertad de adquirir y consumir lo que él estima más limpio y seguro, por supuesto también los mercados no ofrecen ni venden productos seguros. Lo anterior demuestra que tampoco es una sorpresa que se irrespete la cultura de las semillas que por generaciones nos han sustentado. La falta de escrúpulos en la ciencia no solo atenta contra la vida sino que atenta contra la verdad, la cual siempre sería ético manifestarla, reconociendo que todo desarrollo tecnológico como tendencia presenta ventajas pero también hay desventajas o riesgos y muchas veces con consecuencias irreversibles. 

Es importante reconocer que en nuestros días, todo producto alimenticio tiene relación de una u otra forma con el mejoramiento genético, el cual se ha desarrollado a través de los diferentes tipos de fitomejoramiento como ser: el fitomejoramiento convencional o cruce limpio, el fitomejoramiento por mutación (natural o inducida), el fitomejoramiento con haploides, el fitomejoramiento in vitru o cultivo de tejidos y finalmente, la experimentación y desarrollo de la genética con fines más financieros que científicos, alteró notoriamente su trayectoria dando un salto atrevido y controvertido al trastocar y modificar los códigos genéticos de los cultivos, introduciendo genes extraños que alteran toda la estructura genética de los mismos.

Es obvio que el ser humano en su afán de desarrollarse continuamente quiere ir mas adelante y demostrar que su desarrollo tecnológico no tiene límites, aún si es necesario agredir los principios naturales y la vida; es el caso de los cultivos transgénicos que aparecen en la década de los noventa y que en la actualidad son la base de notorias controversias en primer lugar en el ámbito científico y en segundo lugar entre los sectores ambientalistas, productivos y consumidores. 

Normalmente en condiciones de un cultivo transgénico los genes de virus y bacterias se encuentran permanentemente en las plantas, lo cual significa que estas plantas se convierten en bioplaguicidas, pero por habérseles modificado su código genético también se han convertido lógicamente en plantas mutantes, y no debemos ignorar que es ampliamente conocido que toda mutación aún natural o inducida no es confiable, es impredecible en sus consecuencias y efectos posteriores tanto interna como externamente.

El mejoramiento genético convencional ha sido la opción más segura y está al alcance de todos los productores, lógicamente con un buen manejo integral del cultivo; mientras que la ingeniería genética argumenta que con los transgénicos en primer lugar hay mayor producción y en segundo lugar mayor rentabilidad al disminuir significativamente el consumo de plaguicidas y herbicidas. Lo primero es aceptable pero en lo segundo los resultados de campo al final no convencen, manifestándose siempre la tendencia de que las plagas y malezasgradualmente en tiempo desarrollan resistencias a las toxinas utilizadas, las plagas secundarias no controladas por la toxina se convierten en primarias, además de ser una tecnología elitista y muy honerosa para los productores. 

Entre los cultivos transgénicos de mayor consumo podemos citar los siguientes:

Los cultivos RoundUp Ready (RR): El maíz (RR) y La soya (RR). Ambos cultivos han sido modificados genéticamente para expresar resistencia al herbicida glifosato de Monsanto. 

Los cultivos Bacillus thuringiensis( Bt ): El maíz(Bt) y el algodón (Bt). Variedades a las cuales se les ha introducido genes de esta bacteria del suelo, la cual produce una toxina que controla algunos insectos de la familia Lepidóptera. 

Para mayor claridad citaremos las implicaciones que hasta ahora los productos transgénicos han ocasionado y que podrían ocasionar vía alimentos importados o a través de cultivos comerciales:

 En todo cultivo por naturaleza e independientemente del tipo de polinización que lo caracterice (cruzada o directa), hay un flujo de genes que por diversos medios estaría a disposición de transferirse a las variedades criollas y contaminarlas. En otras palabras concientemente se atenta contra la diversidad agrícola. 

 Los genes promotores y vectores que no son más que genes marcadores en los transgénicos al final quedan como desechos en la planta y en los alimentos, los cuales generan resistencia a los antibióticos y potencialmente se transfieren a los organismos consumidores vía flora intestinal, lo que generaría un problema grave de salud pública.

 en microbiología se ha demostrado que la toxina Bt tiene efectos tóxicos en la lombriz Lumbricus terrestres (Koskella, J., Stotzki G., applied Microbiology, 1997). 

 En China se tuvo que utilizar mayor cantidad de insecticidas para el control, de las plagas antes secundarias y después principales en el cultivo de algodón Bt luego de 5 años de cultivo y evaluación, entre 1997 a 2001 (Xue, 2002). 

 En los cultivos tolerantes a herbicidas, en Argentina se pasó de aplicar un millón de litros de glifosato en 1990 a 120 millones en 2003, la mayoría utilizados en el cultivo de soya RR (Pengue, 2003).

 Es evidente el desplazamiento masivo del productor rural y los cultivos autóctonos, lo que esta generando un colapso en la agricultura campesina y graves problemas de seguridad alimentaría. 

Debemos ser partidarios del desarrollo tecnológico y por supuesto no desconocer el repunte científico de la ingeniería genética siempre y cuando no atente abiertamente contra la seguridad de la vida y los principios naturales. Debemos defender y apoyar el mejoramiento genético de los cultivos y animales buscando y garantizando el bienestar general, sin que el objetivo único sea el enriquecimiento de grupos monopólicos o empresas a costa de la inseguridad de la sociedad.

Es recomendable y ético que los científicos y empresas involucradas en la generación de cultivos y otros productos transgénicos, inviertan una parte de sus buenas utilidades en estudios que demuestren el tipo de impacto social, ambiental y de salud que produce la tecnología trasgénica, lo cual además de disipar las dudas y controversias que involucran a diferentes sectores de la sociedad, serviría (si fuera necesario) para reorientar los principios y fundamentos de dicha tecnología.

De la agricultura convencional a la agricultura ecológica


El estado actual de la Agricultura en nuestro País requiere  encontrar alternativas que le permitan desarrollarse competitivamente y participar en el futuro inmediato del mercado mundial pujante , resultado de la explosiva convicción del consumidor sobre los beneficio de los productos ecológicos
El sector no ha afrontado con la entereza y dinámica necesaria los direccionamientos legales ni los estudios académicos y científicos necesarios para re direccionar  los conceptos  de la Revolución Verde, ya que sus fundamentos no consultaron  y son equívocos en cuanto a la realidad de los ecosistemas del trópico. El modelo suponía que los suelos tropicales respondían de manera similar, a aquellos de las regiones templadas. En esa suposición está una de sus mayores equivocaciones
 
NUESTRA AGRICULTURA ACTUAL
La forma como se implementó en las últimas cinco décadas todos los fundamentos de la Revolución Verde en nuestros suelos agrícolas, ya han desatado dinámicas que obstaculizan su plena adopción, ante los efectos adversos en nuestro ecosistemas de producción.
El estado actual de nuestra agricultura convencional se caracteriza por ineficiencia en términos de productividad, independiente de los valores unitarios, pero marcado significativamente por:
  •          Estancamiento en términos de producción
  •          Asignación de zonas agrícolas a monocultivos
  •          Desplazamiento del trabajador del campo a la ciudad
  •          Incremento en el uso de fertilizantes de alta solubilidad
  •          Incremento en los problemas fitopatológicos
  •          Incremento en problemas entomológicos
  •          Especificidad cada vez mayor de malezas
  •          Mayor uso de pesticidas
  •          Desbalance de los contenidos nutricionales de las plantas
  •          Presencia de residuos de ingredientes activos de pesticidas en frutos.
  •          Pérdida significativa de Materia Orgánica de los suelos agrícolas
  •          Disminución de los microorganismos del suelo agrícola
  •          Erosión de los suelos de las aéreas y entornos agrícola
  •          Perdida de retención de humedad
  •          Descontrol de los caudales hídricos
  •          Compactación y salinidad de los suelos
  •          Asincronía total de los ciclos del Nitrógeno y del Carbono
  •          Alta contribución de CO2 al efecto invernadero
  •          Perdida de la dinámica de los micro ciclos del Fosforo

LA AGRICULTURA ECOLÓGICA
Si se enmarca dentro de los términos de estas definiciones:
 "Un Sistema Holístico de Gestión de la Producción que realza y fomenta la diversidad de los ciclos Biológicos y la actividad Biológica del suelo. Se basa en un reducido uso de insumos externos y la no utilización de fertilizantes y plaguicidas químicos de síntesis, teniendo en cuenta que las condiciones Regionales requieren de sistemas adaptados localmente." Códex Alimentarius
"La Agricultura Ecológica enfoca la producción agraria en el respeto al entorno y la producción de alimentos sanos, de la máxima calidad y en cantidad suficiente. Utiliza como modelo a la misma Naturaleza, extrayendo de ella toda la información posible, aunada con los actuales conocimientos técnicos y científicos"
Podemos encaminar nuestros esfuerzos de producción agrícola dentro de un contexto acorde con las condiciones edafoclimáticas,  biológicas, laborales y sociales de nuestra Zona Tropical,  permitiéndonos participar en ese gran mercado mundial de oportunidades de los productos ecológicos

EL CAMBIO 
Ese gran cambio de conceptos, practicas, actitudes, valores y objetivos que se tiene que dar sobre como adelantamos la agricultura convencional en nuestros suelos, será la ruta para llegar exitosamente a implementar agricultura ecológica.

Lo que se debe hacer:
  •          Tenemos que entender la problemática de producción agrícola en forma integral
  •          Hay que favorecer la biodiversidad en todo sentido
  •          Se tiene que realzar y permitir el desarrollo de los ciclos biológicos, especialmente los que tienen relación con nitrógeno, carbono y fósforo
  •          Tenemos que ver más allá de la unidad unidimensional de los "agroecosistema cultivos"
  •          Hay que llegar al entendimiento de los niveles ecológicos y sociales de la coevolución, la estructura y funcionamiento de los sistemas
  •          Pero sobre todo,  hay que buscar  que al desarrollar agroecosistema, las interacciones ecológicas y las sinergias entre los componentes biológicos, proporcionen los mecanismos para que los sistemas agroecológicos subsidien su propia fertilidad del suelo, productividad y la protección de cultivos.
  •          Hay que utilizar el hecho de que los agro ecosistemas mantienen sus mecanismos naturales tendiendo al equilibrio
  •          Tenemos que recurrir a los sistemas adaptados localmente como respuesta a las condiciones de cada región
  •          Hay que utilizar todos los conocimientos técnicos y científicos encaminados a entender los mecanismos en los que se apoyan las propuestas.
  •          Encontrar en los productos ecológicos una oportunidad comercial de diferenciación que permita el cambio a ellos.
Cada uno de los anteriores puntos tiene una justificación y la forma de hacerlo.

Lo que no se debe continuar haciendo:

  •          Propiciar el  desbalance permanente y creciente de los suelos agrícolas en sus componentes vivos,  sus partes bioquímicas y sus contenidos minerales
  •          La pérdida física y sin reposición de los contenidos orgánicos de los suelos agrícolas, (MO)
  •          La modificación drástica del ordenamiento de los perfiles del suelo
  •          La supresión de la biodiversidad resultado del manejo de monocultivos
  •          Buscar en insumos externos de síntesis (pesticidas y fertilizantes), la solución a los problemas inducidos por los distintos  desbalances del agroecosistema y traspasados a las plantas.
  •          Deshaciendo los suelos agrícola mediante el uso inapropiado de maquinaria.

     
CONCLUSIÓN 
Más que una oportunidad para ir tras un buen mercado, es una necesidad de darle bases lógicas a la forma de  hacer agricultura en nuestros suelos tropicales, para que podamos tener futuro en estos quehaceres.
Ya hay conocimiento técnico y fundamentos científicos que  han permitido el desarrollo exitoso de cientos de miles de hectáreas en el mundo cultivadas bajo los conceptos y normas de la agricultura ecológica u orgánica.
¿SERÁ QUE NOSOTROS NO PODEMOS?

Agroecosistemas: una forma de entender la relación sociedad-naturaleza


Introducción
La producción agrícola ha establecido una relación sociedad-naturaleza que ha permitido la transformación de las formas de vida de la población. Históricamente, según Lenski (1995), se han desarrollado cinco tipos de sociedades: cazadoras-recolectores, caracterizadas por ser pequeñas, nómadas donde la familia juega un papel importante; agrícolas y ganaderas, caracterizadas por la utilización de herramientas manuales y en donde se inicia la domesticación de plantas y animales; sociedades agrarias, determinadas por el uso del arado que originó la diferenciación social del trabajo; sociedades industriales, donde se comenzó a utilizar fuentes de energía diferentes a la animal en máquinas; y, sociedades post-industriales donde la capacidad tecnológica para el procesamiento y el flujo de información cobra relevancia.
Para entender la agricultura bajo el enfoque en agroecosistemas se deben de considerar tanto la importancia de los aspectos físico-biológicos relacionados con la ecología como el fuerte contenido social que presentan pues para lograr la producción de alimentos, bienes y servicios que demanda la sociedad se deben de establecer y desarrollar ciertos procesos sociales, económicos, culturales y políticos que permitan tal fin. En este sentido, el hombre juega un papel importante en el equilibrio de la relación sociedad-naturaleza; ya que éste, como controlador del ecosistema que modifica, toma decisiones diarias sobre el mismo pero éstas no se determinan de manera aislada debido al contexto social que lo rodea; ya que cada individuo toma decisiones particulares pero al mismo tiempo éstas son influenciadas por variables sociológicas y económicas como la clase social, la escolaridad, el ingreso, el género, la edad.

¿De dónde nace el enfoque y concepto en agroecosistemas?
El enfoque y concepto en agroecosistemas tiene sus bases en el holismo y la teoría general de sistemas (Bertalanffy, 1976); siendo éstos la base de la ecología, la cual estudia, en diferentes niveles jerárquicos (el individuo, la población, la comunidad, el ecosistema y la biósfera)  las relaciones recíprocas entre los seres vivos con el ambiente en que habitan.
Dicho enfoque considera una visión de las ciencias agrícolas, conformadas por varios saberes disciplinarios a través de una forma de pensamiento basada en la totalidad y sus propiedades. Bajo dicha perspectiva sistémica cabe la posibilidad de relacionar varios campos de las ciencias tanto naturales como sociales ya que incorpora los principios de los diversos estudios disciplinarios para interpretar de manera integral la realidad en el sector agrícola. Pudiera pensarse que una visión sistémica es antagónica a un enfoque reduccionista-mecanicista; sin embargo, éstas se complementan  ya que para conocer "el todo" es preciso conocer las partes que lo conforman así como el funcionamiento e interrelación de fenómenos concretos. La idea central del enfoque en sistemas es que en éstos no hay unidades aisladas sino que todas sus partes actúan con una misma orientación y finalidad común siendo necesario el correcto funcionamiento de los elementos que lo integran para el eficaz desempeño del sistema en su conjunto (Chiavenato, 1997) más que la sola suma de sus elementos.
¿Qué son los agroecosistemas?
En relación a la interacción entre naturaleza y sociedad existen dos grandes corrientes, la egocéntrica, que establece que los ecosistemas naturales tienen un valor intrínseco independientemente que éstos sean de utilidad al hombre; y la antropocéntrica, donde la naturaleza tiene importancia por el valor utilitario o beneficios que proporciona a la sociedad (Sans, 2007). Si bien es cierto que el estudio de los ecosistemas se enfoca a aspectos físicos, ecológicos, biológicos y estéticos; en los agroecosistemas, los procesos productivos y sociales cobran relevancia por el rol que juega el hombre como ente controlador del sistema en relación a la producción de alimentos, bienes y servicios que demanda la sociedad. Así la transformación que el hombre (sociedad) hace del ecosistema natural para la producción de alimentos hace la diferencia entre los agroecosistemas y ecosistemas naturales (Gliessman, 2002).
Por cerca de 35 años (Cuadro 1), el concepto de agroecosistema ha sido utilizado acorde a su perspectiva de acción y objeto de estudio. De Gortari (2004) menciona que los conceptos son dinámicos pues se constituyen e implementan a la par del desarrollo del conocimiento. De manera coloquial muchos pueden entender como sinónimos las palabras término y concepto, cuestión que no es del todo correcta. El término se refiere al postulado de una definición que tiene características generales y universales por lo que su significado permanece estático, es decir no varía en el tiempo. La palabra concepto proviene del latín conceptum y éste del verbo concipere que significa concebir, se refiere a un abstracto que postula razonamiento y a una idea que forma entendimiento. El concepto es dinámico, es decir, es una abstracción mental que cambia con el tiempo acorde al enfoque y contexto donde se requiere aplicar. Por tanto el concepto es un modelo de procesos reales de sus propiedades y relaciones mediante el cual se quiere observar e interpretar la realidad. Dávila (1999) menciona que los conceptos abarcan la mayoría de los aspectos de la compleja realidad; Galicia (2005) menciona que el concepto es probado a través de la investigación mediante la cual se enriquece o se elimina hasta encontrar la mejor representación del fenómeno objeto de estudio ya que la relación de la naturaleza-hombre-sociedad es múltiple, heterogénea y compleja; por tanto el hombre adopta diferentes enfoques frente a los diversos aspectos de la realidad ya que el conocimiento científico es conceptual siendo su carácter teórico-metodológico su característica fundamental teórico (Galicia, 2005).
La primera conceptuación de agroecosistemas la realizó Harper en 1974; posteriormente Hernández X. (1977) lo define como un ecosistema modificado en menor o mayor grado por el hombre para la utilización de los recursos naturales en los procesos de producción agrícola; Montaldo (1982) señala que el hombre es quien origina el agroecosistema por su acción en el ecosistema natural teniendo como objetivo la utilización del medio en forma sostenida para obtener productos agropecuarios; Odum (1985) menciona que son ecosistemas domesticados por el hombre con el fin de obtener productos y servicios; Hart (1985) establece que es un sistema formado por un grupo de especies características de un ecosistema determinado y el medio ambiente con el que interactúa procesando entrada de energía y materiales que producen salidas; Conway (1987) lo define como un ecosistema modificado por el hombre para obtención de productos; Marten y Rambo (1988) lo definen como un complejo de recursos ambientales y otros factores que el hombre ha modificado para la producción agrícola. Hernández (1988) lo define como la actividad en la que el hombre en un ambiente determinado, maneja los recursos disponibles (naturaleza, energía e información) para producir los alimentos que satisfagan sus necesidades; Conway y McCraken (1990) definieron el agroecosistema como un sistema ecológico modificado por el hombre para la producción de alimentos, fibras y otros productos agrícolas. Mariaca (1993) lo define como un área de estudio con ciertas propiedades o características que la diferencian de otras por encima de lo que puede ser un ecosistema natural. Ruiz (1995) lo define como la unidad de estudio donde interactúan diversos factores (tecnológicos, socioeconómicos y ecológicos) para obtener productos que satisfagan las necesidades del hombre por un periodo de tiempo. Altieri (1995) mencionan que  una parte fundamental de los agroecosistemas es el ente controlador (hombre, familia) siendo éste quien modifica, interviene, orienta y define la producción convirtiéndose en el controlador y regulador del agroecosistema ya que toma la decisión respecto a la finalidad del sistema; Martínez (1999), considera al agroecosistema como un modelo conceptual que prioriza el rol que desempeña el controlador en la toma de decisiones; Gliessman (2002) lo define como los ecosistemas transformados por el hombre  para la producción de alimentos; Ruiz (2006) lo define como sistemas de relaciones entre los organismos coparticipes en la agricultura considerando la complejidad de las interacciones sociales, económicas y ecológicas presentes así como el nivel jerárquico en que se conceptualice; Vilaboa et al. (2006) menciona que es un sistema ecológico modificado por el hombre para la utilización de los recursos naturales en los procesos de producción agropecuarios siendo el agroecosistema la unidad de análisis y su entorno donde participan la totalidad de los factores que lo integran; Dávila y Bustillos (2008) mencionan que el hombre se ha convertido en sujeto-objeto de investigación siendo parte fundamental para interpretar los sistemas complejos en los cuales se encuentra inmerso. Vilaboa et al. (2009) menciona que el enfoque y concepto en AGES que éste es un modelo abstracto y método de investigación que permite representar la unidad de estudio para interpretar la realidad agrícola; Bustillos et al. (2009) considera al agroecosistema como unidades autopoiéticas donde existe un enganche estructural entre el hombre y el ambiente; y, Sandoval y Villanueva (2009) lo conceptúan como la unidad de estudio de los sistemas de producción agrícola en los que se ejerce el control humano en la interacción con los recursos naturales para la producción de alimentos y materias primas que demanda la sociedad; por tanto, aborda la producción agropecuaria, forestal, pesquera, mantenimiento del ecosistema, servicios ambientales, entre otros tópicos relacionados.
Sin considerar las diferencias y similitudes para  explicar ¿qué es un agroecosistema?, en su conceptuación, se utiliza en mayor o menor grado los elementos siguientes: a) se compone de factores agroecológicos, productivos, tecnológicos, sociales, económicos y culturales; b) el rol que desempeña el ente controlador (productor, familia, empresa) del sistema es importante en cuanto a la operación, administración y toma de decisiones sobre el mismo; de ahí la importancia de la relación sociedad-naturaleza.
Algunos paradigmas de investigación para el estudio de los agroecosistemas ¿bajo qué lente se quieren interpretar los procesos agrícolas?
El paradigma estructural-funcionalista, basado en la teoría general de sistemas, establece que la naturaleza y la sociedad se organizan como un sistema el cual debe resolver cuatro aspectos para su subsistencia: 1) adaptación al ambiente, 2) conservación del modelo y control de tensiones, 3) persecución de la finalidad e 4) integración. Conforme a la función que asuman sus subsistemas para resolver estos problemas, éstos se comportarán como funcionales o disfuncionales. Este enfoque plantea que el sistema (articulado e interrelacionado), dispone de mecanismos capaces de regular los conflictos e irregularidades, estableciendo un equilibrio en el mismo. Cada una de estas partes tiene una función de integración y mantenimiento del propio sistema; por tanto, los elementos que conforman un sistema tienen valor por su posición o función que desempeñan en el mismo.
Bajo una visión dialéctica, entre la relación sociedad-naturaleza se dan interrelaciones entre los procesos naturales y los de producción agrícola. En este sentido, en el sistema, no solo se desarrollan procesos físico-biológicos (ecosistema) sino también procesos de reproducción socio-cultural (agroecosistema) donde se establece el conflicto como proceso de cambio. Según Martínez (s/f) en esta interacción se dan procesos ecológicos (aspectos físicos, químicos y biológicos); de transformación, donde se establece la relación hombre-naturaleza y de producción, en las relaciones y roles que desempeñan cada uno de los agentes económicos involucrados en diferentes niveles jerárquicos (local, regional, estatal, nacional, internacional); así la dialéctica es importante para la compresión de un sistema como estructura dinámica (Martínez, 2006).
Podría suponerse que ambos paradigmas son contradictorios, pero en contraste, se complementan permitiendo interpretar y entender la realidad del sector agrícola desde donde visiones diferentes para solucionar problemas concretos. Desde una lógica dialéctica, según Martínez (1999) se establecería la tesis de cómo generar un crecimiento económico sostenido conservando los recursos naturales mediante prácticas sanas o amigables con el medio ambiente; pero en contraste, su opuesta antítesis, establecería cómo lograr dicha sostenibilidad y sustentabilidad si, en general, la base productiva del sector agrícola se caracteriza, en su mayoría, por producción campesina, con pobreza, marginación y bajo nivel educativo y tecnológico; como resultado de dicho conflicto, emergería la síntesis (solución) con más valor que los dos anteriores opuestos. Por su parte, bajo una lógica estructural-funcionalista, se plantearía que en el sector agrícola existen ciertas disfunciones como bajo rendimientos en la producción, un mal uso de los recursos naturales, procesos productivos no amigables con el medio ambiente, bajo nivel de vida de los productores y sus familias, entre otros; por tanto mediante la solución a cada una de estas disfunciones se generaría el correcto funcionamiento del sistema contribuyendo al mantenimiento y estabilidad del mismo.

Corolario
El enfoque en agroecosistemas considera las interrelaciones entre los factores agroecológicos, físico-biológicos, productivos, tecnológicos y socioeconómicos en la producción y obtención de alimentos, bienes y servicios que demanda la sociedad. En éstas, el hombre debe jugar un papel preponderante tanto en la conservación y uso racional de los recursos naturales como en el aseguramiento de la producción. 
Literatura consultada
Altieri, M. A.1995.El agroecosistema: Determinantes, Recursos, Procesos y Sustentabilidad. In: Agroecología: Bases Científicas para una agricultura sustentable. 2da Edición. Editorial CLADES. Santiago de Chile. pp. 22-31.
Bertalanffy, L. V. 1976. Teoría General de los Sistemas. Fondo de Cultura Económica. México,  D.F. pp. 1-24. 
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Cuadro 1. Algunas conceptuaciones sobre agroecosistemas reportadas en la literatura (1974-2009)
Autor
Año
Concepto de Agroecosistema
Harper1974Primera conceptuación
Hernández X.1977Ecosistemas modificados por el hombre para la utilización de los recursos naturales en los procesos de producción agrícola.
Montaldo1982Acción en el ecosistema natural en forma sostenida para obtener productos agropecuarios.
Odum1985Ecosistemas domesticados por el hombre con el fin de obtener productos y servicios.
Hart1985Sistema formado por un grupo de especies de un ecosistema determinado que procesa entradas y producen salidas.
Conway1987Ecosistema modificado por el hombre para obtención de productos.
Marten y Rambo1988Complejo de recursos ambientales y otros factores que el hombre ha modificado para la producción agrícola.
Hernández1988Actividad en la que el hombre maneja los recursos disponibles para producir los alimentos que satisfagan sus necesidades.
Conway y McCraken1990Sistema ecológico modificado por el hombre para la producción de alimentos, fibras y otros productos agrícolas.
Mariaca1993Un área de estudio con ciertas propiedades que la diferencian de otras por encima de lo que puede ser un ecosistema natural.
Ruiz1995Unidad de estudio donde interactúan diversos factores para obtener productos que satisfagan las necesidades del hombre por un periodo de tiempo.
Altieri1995El ente controlador modifica y define la producción ya que toma la decisión respecto a la finalidad del sistema.
Martínez1999Modelo conceptual que prioriza el rol que desempeña el controlador en la toma de decisiones.
Gliessman2002Ecosistemas transformados por el hombre  para la producción de alimentos.
Ruiz2006Sistema de relaciones entre los organismos coparticipes en la agricultura.
Vilaboa et al.2006Sistema ecológico modificado por el hombre para la utilización de los recursos naturales en los procesos de producción agrícola.
Martínez y Bustillos2008El hombre es sujeto-objeto de investigación en el AES.
Vilaboa et al.2009Modelo abstracto y método de investigación que representa la unidad de estudio para interpretar la realidad agrícola.
Bustillos et al.2009Unidades autopoiéticas donde existe un enganche estructural entre el hombre y el ambiente.
Sandoval y Villanueva2009Unidad de estudio de los sistemas de producción agrícola en los que se ejerce el control humano en la interacción con los recursos naturales