viernes, 19 de octubre de 2012

Podas en agricultura


 
 Definición y motivos de la poda de plantas ornamentales
   La poda se puede definir como la supresión de cualquier parte de la planta (hojas, ramas, raíces, yemas, flores, etc) realizado según el criterio del cultivador con el fin de obtener un resultado determinado en lo referente a seguridad, salud, estética o productividad de la planta.
En las plantas ornamentales los fines estéticos suelen referirse a tamaño, forma y producción de flores y/o frutos.
   En principio las plantas no necesitan de la poda. En la naturaleza las plantas viven y se perpetúan perfectamente sin necesidad de ella. Nosotros las podamos para que se adapten a nuestros gustos o necesidades: para que den más flores o más bonitas, fructifiquen más, tengan una forma o tamaño determinado, no sean peligrosas, etc.
   Por lo tanto toda poda persigue un objetivo y para conseguirlo, la poda tiene una serie de técnicas adecuadas, unas son generales y otras concretas según la especie, fenología, estado, etc. Se comprende pues que no se debe podar por podar ni tampoco hacerlo si no se conoce la técnica adecuada para ese fin y esa especie. Es mejor no podar que hacer una mala poda.
   De hecho, en general, la poda no es beneficiosa para la planta. Al contrario, los cortes son heridas por donde pueden entrar parásitos y agentes infecciosos. Y no hablemos de las podas mal hechas, por ser a destiempo o por eliminar demasiado volumen de la planta. Tan solo la eliminación de madera muerta y la supresión de partes enfermas o dañadas pueden considerarse como claramente beneficiosas para las plantas.
   Las plantas ornamentales, a las que se refiere en todo momento este tema, son plantas que cultivamos por valores generalmente estéticos, por ello su poda puede diferir bastante de la poda de otros tipos de plantas, tales como los frutales de producción o los árboles maderables.
 
 

 
 Herramientas de poda
Tipos.
   Una buena herramienta y en buen estado es fundamental para realizar bien la poda.
Existen diversas herramientas para podar, las más comunes son:

 
   
 
  • Tijeras de perfilar o cortasetos. Como su nombre indica debe usarse exclusivamente para recortar los setos o para perfilar arbustos. Pueden ser de cuchillas rectas u onduladas; las primeras son más fáciles de afilar, las segundas cortan mejor. No se deben cortar con ellas ramas de más de 1 cm.
  • Hacha. Las de podar son de pequeño tamaño, para usar con una sola mano. Se usa mucho en la poda de frutales. Sin embargo su manejo requiere mucha pericia, por ello está desaconsejada para el jardinero aficionado.
  • Cuchillos de podar. Son cuchillos o navajas generalmente con el filo curvo. Se necesita también cierta experiencia para usarlos adecuadamente, por ello también están desaconsejados.
  • Sierras. Se usan para cortar ramas de cierto grosor. Su corte no es tan limpio como el de las tijeras, pero cortan ramas de grosor imposible para ellas. Pueden ser manuales o mecánicas (motosierras).
    • Las sierras manuales pueden ser de dos tipos:
      • Serruchos, con dientes especiales afilados sólo en un sentido, de forma que sólo cortan en el movimiento de retroceso. Son muy cómodos y cortan estupendamente, siendo raro que se atasquen. Tienen el inconveniente de que no se pueden afilar.
      • Sierras de podar, con dientes cruzados, cortan tanto en el movimiento de avance como en el de retroceso. Suelen tener forma curvada. Tienen más tendencia a atascarse, pero a cambio se suelen poder afilar.
    • Las motosierras son útiles cuando hay mucho que podar, pero tienen el inconveniente de su precio y sobre todo de requerir experiencia en su manejo, pues son muy peligrosas. Las específicas para podar son de pequeño tamaño, para manejarlas con una sola mano, pero tienen el inconveniente de ser muy caras.
  • Tijeras de podar. Hay muchos tamaños, tipos y modelos:
    • Según el tamaño se pueden dividir en:
      • de (una) mano: sólo se necesita una mano para usarlas, sirven para cortar ramas finas (hasta 2,5 cm de diámetro). Existen además tallas adecuadas al tamaño de cada mano.
      • de dos manos: se necesitan las dos manos para usarlas, pueden cortar ramas de hasta 4-5 cm.
    • Según el tipo de corte:
      • de dos hojas o pico de loro. Poseen dos hojas cortantes. Son poco comunes.
      • de yunque (o golpe). Realizan un corte de tipo tirante: tienen una sola cuchilla que corta contra otra parte fija (yunque).
      • de paso (o by-pass). También tienen una sola cuchilla,pero ésta corta cruzándose sobre la parte fija (contracuchilla).
    Además de estas tijeras manuales existen otras de mecanismo neumático gracias a un compresor que o bien se lleva a la espalda o está en el suelo, o incluso se pueden conectar a un tractor. Se usan mucho en la poda de viñedos, por el ahorro de esfuerzo que suponen para el podador. Por su precio, sólo tienen interés para profesionales o cuando hay mucho que podar.

 
 
 
 
 1-Tijeras de una mano con sistema de paso
 2-Tijeras de perfilar o cortasetos
 3- Serrucho de poda
 

4-Tijeras de dos manos de paso y con desmultiplicador
5- Tijeras de dos manos de yunque y con desmultiplicador
 
 
Paso versus yunque
 
 
 
 
Tijeras de sistema de corte de paso (drcha) y yunque (izda)
 
    1- Cuchilla de acero con antiadherente
   2- Contracuchilla
   2'- Yunque
   3- Doble articulación o multiplicador
   4- Topes amortiguadores
   5- Mangos de aluminio
 
 

   Las tijeras de yunque tienen la ventaja de cortar con menos esfuerzo. Son muy útiles también para cortar madera muerta (leña) o incluso tuberías de plástico. Pero son desaconsejables para la poda de ramas vivas, porque debido a su diseño, machacan la corteza de la rama a ambos lados de la zona de corte por el lado del yunque. En cambio, las tijeras de paso machacan algo la corteza en el lado de la contracuchilla pero basta situar la cuchilla del lado de la rama que va a permancer en la planta para que el corte quede limpio. Además esa es la posición correcta de las tijeras para conseguir apurar más el corte.
 
 
 
 
Daños en la corteza por corte con tijeras de paso (arriba) y de yunque (abajo)
 
 

Uso y mantenimiento.
   El que las herramientas estén en perfecto estado redundará en beneficios para la planta (cortes limpios, menos peligro de infecciones) y para nosotros (nos cansaremos menos).
   Al finalizar cada jornada de poda se debe proceder a limpiar las herramientas y desinfectarlas. Se limpian con agua y jabón, pero en caso de restos de resina se puede usar alcohol o mejor gasoil, que además sirve de lubricante y antioxidante. Luego se deben secar bien (en el caso del agua) y lubricar con aceite si fuera necesario. Además se comprobará el afilado, dando siempre unos pases con la piedra para avivar el filo o afilando si es necesario.
Conviene recordar que mientras cuchillos, sierras y hachas se afilan por los dos lados de la cuchilla, en las tijeras sólo se hace por el externo(el lado que no toca con la otra cuchilla o contracuchilla).
Después del uso y preferentemente cada vez que cambiemos de árbol o arbusto es conveniente desinfectar las cuchillas (en todo caso, siempre después de cortar partes enfermas). Se puede usar alcohol, lejía diluída o cualquier desinfectante comercial o incluso fungicidas. En la práctica lo más usado es la lejía, a pesar de oxidar las partes metálicas. Por ello se debe luego aclarar bien y secar la herramienta.

Cuando las herramientas no van a ser usadas en una temporada, hay que limpiarlas desinfectarlas y engrasarlas, incluso dándoles por todas las partes metálicas y especialmente por la de corte aceite, para evitar que se oxiden. Se guardarán en un sitio sin humedad.
Otros consejos a la hora de usarlas:
  • No cortar ramas demasiado gruesas con las tijeras. Además de hacer un mal corte, podríamos desajustarlas.
  • No cortar con estas herramientas otra cosa que no sean ramas, tales como alambres, tubos, etc. Podríamos mellarlas.
  • Jamás clavar las herramientas en el suelo.
  • Si se van a cortar raíces o ramas bajas, limpiarlas antes bien de tierra.
  • Transportarlas preferentemente dentro de su funda. Nos ahorraremos pinchazos y cortes. Los cinturones portaherramientas son muy prácticos. Una tijera de podar a la cintura es compañera imprescindible de todo jardinero.
La compra de herramientas
   En el mercado existe una gran variedad de marcas, modelos y precios de herramientas para podar. A la hora de elegir debemos tener en cuenta nuestras necesidades, gustos y posibilidades económicas, pero consideraremos en especial:
  • "Lo barato sale caro". Una herramienta barata será de poca calidad: durará poco, cortará mal, será incómoda y pesada, incluso no tendrá recambios, se oxidará o mellará pronto... Nos "destrozará" las plantas y las manos.
  • El peso: las herramientas con mango de aluminio son más ligeras e igual de resistentes, pero más caras. Son la mejor opción si tenemos que podar bastante o tenemos setos, pues nos cansaremos menos.
  • El tamaño: debe ser adecuado según el de las ramas a cortar y el de nuestra mano. Las buenas marcas tienen diversas tallas de la misma herramienta. Si compramos una herramienta pequeña, no podremos cortar ciertas cosas o tardaremos más; si grande, estará desaprovechada y nos cansará más.
  • Los materiales: deben ser duraderos y preferentemente inoxidables.
  • Son mucho más recomendables las tijeras de paso. En todo caso, si nos lo podemos permitir, podemos comprar unas de yunque para trocear las ramas secas o ya cortadas, pues cortan con menos esfuerzo.
  • De las tijeras de dos manos existen modelos con doble articulación, también llamado multiplicador, que hace que con menor esfuerzo se puedan cortar ramas más gruesas.
  • Otros pequeños detalles de las tijeras no son imprescindibles, pero nos harán la vida mucho más cómoda: botón de bloqueo (en tijeras de un mano), cuchillas intercambiables y antiahderentes, ranura para evacuar la savia, ergonómicas, mangos forrados en plástico, topes amortiguadores de goma(en tijeras de dos manos y cortasetos), correa de muñeca (en tijeras de una mano)...
 
   
 

 
 Tipos de poda
Hay tres tipos básicos de poda que se corresponden con las tres etapas de la vida de las plantas:
  1. Poda de formación. Es la llevada a cabo durante la fase juvenil de la planta. Es la poda más importante quizás, pues lo que se pretende es que la planta desarrolle una estructura adecuada que posiblemente mantendrá durante toda su vida. También se puede pretender con ella acelerar su desarrollo. Se debe hacer de la forma más temprana posible y se puede prolongar durante unos pocos años.
    En general en esta poda los cortes serán moderados y muchas veces se realizan durante la época vegetativa.
  2. Poda de mantenimiento. Se lleva a cabo durante la fase madura de la planta. Con ella se pretende controlar y guiar el desarrollo sobre la estructura básica, retrasar el envejecimiento de la planta y favorecer la floración, tanto en calidad como en cantidad, en las especies cultivadas con este fin.
  3. Poda de rejuvenecimiento. Se realiza sobre árboles y arbustos ya envejecidos, que presentan un escasa o irregular crecimiento vegetativo y floración. Se trata de eliminar aquellas partes más viejas y menos productivas para estimular el nacimiento de otras nuevas. Generalmente los cortes no pueden ser drásticos, pues en la vejez de las plantas las recuperaciones ante ellos no son fáciles.
    Un caso especial es la poda de renovación, que se realiza en aquellos ejemplares que no han tenido una poda de mantenimiento constante o que se han desarrollado en exceso, perdiendo belleza o producción. En estos casos se suelen hacer podas drásticas para que la planta se regenere por completo.
Existe otro tipo especial de poda con un fin muy determinado. Se trata de la poda de transplante. Cuando se desea transplantar una planta que está en el suelo, al sacarla de su ubicación parte del cepellón de raíces se pierde, pues es imposible sacarlo entero, máxime cuando la planta tiene cierto tamaño. Dado que la planta ha perdido gran parte de su sistema radicular, está descompensada, pues la menor cantidad de raíces es incapaz de sostener y alimentar toda la parte aérea. Por ello es necesario realizar una poda de la parte aérea que debe ser más o menos proporcional a la de las raíces perdidas.
 


 
 Época de poda
No existe una época concreta adecuada para la poda puesto que existen muchos tipos de poda y de plantas.

Pero sí existen épocas en las que no es conveniente podar:
  • Durante la brotación primaveral, cuando la planta está brotando, pues moviliza una gran cantidad de reservas que desaparecerán con el corte, a la vez que las hojas en formación que deberán ser sustituidas.
  • En otoño, con la caída de la hoja o periodo de bajada de la savia, cuando la planta recoge todas las sustancias útiles de las hojas y las acumula en zonas de reserva del tronco, ramas y raíces, preparándose para pasar el invierno en estado de reposo; si se somete a poda, este acopio de reservas no se puede llevar a cabo y la salud de la planta se verá comprometida durante la brotación primaveral.

En invierno las plantas caducifolias paran su actividad, incluido el cierre de las heridas y su compartimentación (mecanismos de defensa). También la paran o disminuyen muchos patógenos. Al no circular la savia, tampoco hay sangrado. La mayoría de las reservas están acumuladas en sus troncos y raíces, que son respetados en las podas. Sus ramas están desprovistas de hojas, generalmente, lo que hace que se pueda ver bien la disposición del ramaje y se trabaje mejor. Además es una época de menos trabajo para el jardinero. Los cortes en esta época tienen un efecto estimulante de la vegetación.
En primavera-verano el cierre de heridas y la compartimentación son más rápidas, pero los patógenos tienen unas condiciones más favorables, en general, para su desarrollo. Al estar la savia circulando, se produce mayor sangrado. Las reservas se encuentran casi todas en las hojas, por lo tanto la poda las reduce de forma muy importante. Además esta presencia de follaje dificulta el trabajo. Por otro lado es época de más trabajo en el jardín. Los cortes en esta época tienen un efecto inhibitorio de la vegetación.
Sopesando pros y contras de la poda en ambas épocas se puede concluir que la poda de caducifolios se debe hacer:
  • Poda estival o en verde, cuando se trate de podas moderadas que no representen la eliminación de más del 10-15% del follaje. Son técnicas tales como podas de formación, eliminación de ramas bajas, pinzados, etc.
  • Poda invernal, seca o a savia parada, cuando se necesite hacer podas más fuertes. Es además conveniente hacerla justo antes del periodo vegetativo (inicio de la primavera-final de invierno) porque así comenzarán cuanto antes los mecanismos defensivos del árbol y también por razones estéticas, pues con la cercana brotación quedarán disimulados los cortes y huecos en ramas y follaje.

Los árboles y arbustos perennifolios, aunque reducen su actividad en el invierno, nunca están totalmente en reposo. Por ello se pueden podar en cualquier época, pero la más conveniente es a finales del invierno, justo antes de la brotación primavera, pues con ella las heridas comenzarán a cerrarse.
En el caso de árboles y arbustos cultivados por su floración (sean caducifolios o perennifolios) hay que tener en cuenta la época en la que ésta se da (que suele estar relacionada con el lugar donde se desarrollan las flores) para saber la época adecuada para hacer la poda anual de floración:
  • Las plantas que florecen a finales de invierno o principio de primavera lo hacen sobre madera vieja (ramas formadas en el año o años anteriores) por lo tanto si se podan en invierno se pierde o reduce la del año próximo. Lo correcto espodarlas justo tras la floración, para dar tiempo a desarrollar ramas durante el verano donde florecerán el año próximo.
    Sin embargo hay algunos casos en que se pueden diferenciar las yemas de flor de las yemas de madera (yemas donde van a salir flores o yemas donde van a salir ramas nuevas, respectivamente). En este caso la poda invernal es posible y consiste cortar de forma que se respete el mayor número posible de las yemas de flor, eliminando gran parte de las yemas de madera (pero no en exceso, pues son necesarias para el correcto desarrollo de la planta).
  • Las plantas que florecen a finales de primavera o en verano lo hacen sobre madera nueva (ramas formadas en ese mismo periodo vegetativo) y se deben podar en invierno.

Por supuesto que la eliminación de ramas muertas o muy dañadas, se puede realizar en cualquier momento.
 


 
 Forma de hacer los cortes
   Los cortes deben hacerse con la mayor limpieza posible, sin machacar, astillar o tronchar las ramas, especialmente la corteza. Para ello se deben usar herramientas del tamaño adecuado y bien afiladas y limpias. También deben desinfectarse a menudo para evitar extender enfermedades.

   En general deben evitarse los cortes de ramas demasiado gruesas. El límite ideal está alrededor de 5 cm de diámetro, 10 para algunas especies (plátano de sombra, tilos, arces, pinos ...). Cuanto mayor es el corte, más tarda en taparse por la corteza y por ello más tiempo está expuesto a la entrada de patógenos. Además también puede ser mayor el sangrado por ellos (pérdidas de savia), con el consiguiente debilitamiento de la planta.
  • Acortar una rama fina.
    Se debe hacer el corte justo por encima de una yema (o par de yemas, segun lo que tenga esa especie), entre 6 y 10 mm. Si se hace más cerca, la yema podría morir; si más lejos, queda un antiestético tocón que al final morirá no sin antes consumir energías e incluso puede ser entrada de enfermedades. El corte se hace en bisel, inclinado unos 45º hacia el lado contrario de la yema en caso de plantas con yemas alternas. En caso de plantas con yemas opuestas (como el lilo), el corte se hace recto sobre las yemas.
 
 
 
 
Corte correcto de una ramilla con yemas alternas y opuestas
 
 
  • Acortar una rama gruesa.
    La técnica anterior no es aconsejable en ramas gruesas: la yema no puede asegurar la llegada de savia al final de toda la rama, con lo cual ésta suele ir muriendo desde el extremo hasta la base. A veces puede morir toda la rama. Para evitar esto, las ramas de cierto grosor se deben cortar mediante la técnica del sacasavia, esto es, dejando junto antes del corte una rama que asegure la llegada de savia. Para que sea efectiva, la rama sacasavia debe tener al menos un tercio del grosor de la rama.
 
 
 
 
Acortamiento de una rama mediante la técnica del sacasavia
 
 
  • Eliminar una rama.
    Se deben cortar muy cerca del tronco o de la rama de la que salga, pero nunca a ras.
    Casi todas las especies tienen una zona más ancha justo entre la unión de la rama y el tronco, el llamado cuello, que debe permancer en la planta pues desde él se desarrolla la corteza que tapará la herida (callo). Es por lo tanto fundamental respetar el cuello de la rama, pues si se elimina la herida podría no cerrar o hacerlo muy lentamente. Por otro lado, si se corta dejando tocón, puede ocurrir que de él surjan muchos brotes o bien que vaya muriendo y la podedumbre vaya penetrando hasta el interior del tronco, al no poder ser recubierta la herida por estar alejada del cuello.
    Algunas de las especies más comunes con cuello desarrollado son: eucalipto, plátano de sombra, chopos o álamos; con cuello poco desarrollado: arces; sin cuello: cedros, pinos, hayas, abedules.
 
 
 
 
Corte de una rama en árboles sin cuello, con cuello poco marcado y con cuello bien diferenciado.
 
      En el caso de ramas muy gruesas no se debe hacer en un solo paso, pues el mismo peso de la rama hará que ésta se tronche y gire antes de ser cortada del todo y rasgará la corteza del tronco, produciendo un daño irreparable. El corte adecuado se realiza en tres pasos:
    1. Primero se hace un corte en la parte inferior de la rama, como de un cuarto de su grosor, a unos 40 cm de la base.
    2. Luego se realiza un corte en la parte superior, un poco más allá del anterior. Con ello la rama se troncha al llegar casi a la altura del corte inferior, pero sin girar ni producir casi daños en la corteza.
    3. Por último se corta por el sitio adecuado, junto al cuello, el resto de la rama, sin peligro ninguno.
 
 
 
 
Al cortarla de una sola vez, la rama gruesa se rompe y desgarra la corteza
Corte correcto de una rama gruesa
 
 
  • Ramas muertas y tocones.
    No se deben cortar desde el tronco o rama de la que salen, sino desde la parte sana de la rama, pues desde ella la planta desarrolla un anillo engrosado que intentará cubrir la parte muerta. Este anillo debe ser respetado.
 
   
 
  • Eliminar chupones.
    Los chupones son órganos similares a las ramas, pero a diferencia de éstas, no aparecen en la estructura portadora (tronco , rama o raíz) a la vez que se desarrolla ésta, sino después. Se caracterizan, entre otras cosas, porque están más débilmente insertadas (lo que puede causar su desprendimiento más fácilmente que si fuera una rama) y por presentar durante mucho tiempo corteza de aspecto más joven que el tronco donde se sustenta.
    Hay además un tipo de chupón muy característico que aparece en la base de árboles y arbustos, generalmente anclado en la raíz o base del tronco.
    En general todos los chupones deben ser eliminados*, pero especialmente estos últimos, fundamentalmente porque son de naturaleza vigorosa pues por su situación tan baja acaparan mucha savia procedente de las cercanas raíces en detrimento del resto de la planta, además de afearla. Si encima la planta es injertada y nacen del pie o portainjerto, al ser tan vigorosos pueden dominar y hacer morir la parte del injerto. Es muy común que ocurra en rosales.
    A diferencia de las ramas, los chupones se deben eliminar a ras de la estructura que los sustenta, pero siempre sin dañar la corteza de ésta. En el caso de chupones de raíz, hay que desenterrarlos hasta llegar a la raíz y cortar bien a ras de ella.*Como excepción, hay algunos chupones que pueden ser útiles y conviene no podarlos. Esto se tratará al hablar de las técnicas de poda.
 
 
 
 
Diferencia entre rama (izda) y chupón (drcha) y corte correcto de ambos

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